Génesis

Written by | Opinión

Sofofilia

Todo tiene un inicio: al ser humano le encanta preguntarse por él. Por eso existe gente obsesionada con saber de dónde proviene su nombre, o cuál fue la primera obra de arte que existió, quién el primer hombre que pisó la Luna, entre otras singularidades iniciáticas.

A su vez, también nos seduce la espectacularidad de ciertos comienzos. Por algo será que las novias se casan de blanco y salen en la sección de Sociales; por algo, también, las fraternidades de distintas instituciones hacen ritos de inicio: que no se asemejan a los aquelarres que representa Hollywood; y, claro, por eso el año nuevo es importante: es un nuevo comienzo, como lo hacen ver Twitter, Facebook e Instagram.

No hablaré de propósitos incumplidos o de cómo restablecer relaciones con amistades o familiares antes de que uno se muera (el año nuevo está lleno de nostalgia hipócrita: en julio ya no nos sentimos tan melancólicos).

Habría que preguntarse si no le damos demasiado peso al primer momento. Cuando recordamos todo lo que hicimos en el año (espero que no gracias al Year Review en Facebook), la mayor parte de las cosas que vienen a la mente no necesariamente pasaron el primero de enero; ni el primero de febrero, simplemente sucedieron. Estamos acostumbrados a pensar nuestra vida en una serie de primeros encuentros y despedidas: ¿cuándo empezamos y terminamos? Sin embargo, la mayor parte de los días del año no iniciamos nada; en el mejor de los casos, seguimos procesos que tuvieron un comienzo en algún punto del tiempo.

Quizá el génesis sea seductor porque uno se enfrenta por primera vez a lo desconocido, el no saber qué pasará hace que el inicio cobre una significación mayor. Celebramos más cuando empezamos que cuando terminamos algo. Iniciar es placentero porque hay un tanto más de esperanza: es pesaroso, o a veces liberador, pensar en el fin; pero ya sabemos qué pasó, en el inicio, no.

Pondré un ejemplo burdo. Un gamer (persona aficionada a los videojuegos) podría utilizar todos los cheats (códigos para saltarse problemas) para acabar rápido la partida. Pero un buen gamer sabe que lo divertido son los problemas: trabarse a mitad del juego y decir: ¿y ahora qué hago? La vida es bastante parecida.

Esta columna tendrá un inicio y también un desenlace; como una carrera universitaria, un noviazgo, o la vida. Francamente, creo que deberíamos de prestar más atención al segmento entre A y B: más atención al discurrir que al inicio o al final, porque eso, es lo que se disfruta.

Jennifer Mc Namara Gutiérrez

Jennifer.mcnamarags@udlap.mx

Last modified: 26 enero, 2014