Amistades revolucionarias

Written by | Opinión

El Colmillo de Hermes

Antes de que ustedes, mis apreciados lectores, sacien su sed de política internacional con la siguiente columna, quiero aclarar que las letras que abajo se extienden no pretenden bajo ningún concepto menoscabar los ideales revolucionarios cubanos ni a sus protagonistas históricos.

Aunque  previsible, la nueva vereda que han tomado las relaciones diplomáticas entre Cuba y México es una clara demostración de que el legado revolucionario también entiende de pragmatismo.  Decidí escribir al respecto ya que una foto saltó a mi vista el fin de semana. Ésta retrata la charla entre Peña Nieto y el carismático prócer cubano Fidel Castro, que sin miedo a equivocarme encabeza el elenco de los personajes políticos más importantes del siglo pasado. Supongo que la foto fue tomada con el objetivo de inmortalizar la reunión entre estos dos personajes un par de días después del cierre de la II edición de la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que pasa a la historia como una nueva presea en el pecho de los hermanos Castro.

A pesar de que se ostenta la declaración de América Latina como zona de paz, el más importante resultado de la reunión; sería ingenuo de nuestra parte no analizar las repentinas e impetuosas intenciones de los dos gobiernos para seguir rescatando los lazos que prácticamente se dejaron marchitar los dos periodos presidenciales pasados. Basta con hacer memoria y recordar que en noviembre del año pasado el gobierno mexicano, como de costumbre pletórico de buena fe, decidió condonar un gran porcentaje de la deuda que tenía Cuba con México. Claro que esto no tiene ningún fin remunerador, ni modo que entre dos países revolucionarios no se puedan dar la mano inocuamente, por el mero gusto de hacerlo. Tampoco crean que el nuevo “proceso de actualización del modelo económico y social que está impulsando en Cuba” como recita el blog oficial de la presidencia de nuestro país, sea un jugoso bistec para la inversión mexicana en los próximos 8 años. Ni por un momento se les vaya a ocurrir que debido al desplome económico venezolano, Cuba de pronto necesite otro espaldarazo latinoamericano. Y mucho menos vayan a pensar que a México le urge alcanzar a Brasil  y arrebatarle el control de los nuevos puertos comerciales en la isla.

Todo lo anterior es simple y llanamente un acto de hermandad revolucionaria que intenta honrar la memoria de Ernesto Guevara  y de Emiliano Zapata, de reconstruir los vestigios del inmortal “Granma” solo que ahora con un punto de vista menos socialista y más competitivo (economically speaking). Quizás.

José Luis Arellano Zuradelli

jose.arellanozi@udlap.mx

Last modified: 10 febrero, 2014