La lengua de Babel
“Todos forman un solo pueblo y hablan un solo idioma; esto es sólo el comienzo de sus obras, y todo lo que se propongan lo podrán lograr” (Génesis 11:6). Este popular pasaje de la Biblia –que comparte cierta similitud con el Popol Vuh— ha sido objeto de discusión por ser de las primeras explicaciones en torno a las miles de lenguas que pueblan la tierra. Una de las interpretaciones más populares se conoce como la teoría monogenética o la teoría de que todas las lenguas tiene un origen común: la gran lengua madre o protomundo.
Dejando de lado, por ahora, a falta de pruebas, el origen de la lengua por antiguos encuentros con seres extraterrestres, tema observado en la ciencia ficción (El cuarto contacto o Prometeo son algunos ejemplos), la teoría monogenética ha generado expectativa, por no decir morbo, sobre cuál lengua es la más antigua. Algunos especialistas le dan el puesto al sumerio, hablada en Mesopotamia y con el registro escrito más antiguo (circa 3500-3000 a.n.e). Otros candidatos han sido el egipcio, el proto-chino, el sánscrito, el hebreo, lenguas africanas, lenguas de las Polinesias y el frigio (esta última como anécdota en Los nueve libros de historia de Heródoto). Aparte del fuerte nacionalismo que subyace al proclamarse una nación o pueblo heredero de la lengua primera y, por lo tanto, de los primeros seres humanos, la elección de una lengua primera es tan complicada dada la ausencia de registros orales (evidentemente más antiguos que los escritos).
Además, existe la teoría poligenética para la cual, el origen se produce aisladamente en distintas partes del mundo, haciendo de la lengua un proceso evolutivo del ser humano tras la gran migración, probablemente originada en África oriental. Esperemos que la ciencia pueda encontrar más pistas que nos acerquen a la lengua primera o, a lo mejor, que nos permita responder por qué poseemos un lenguaje tan sofisticado los seres humanos.
Diego Ugalde
Last modified: 17 febrero, 2014