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Hace ya unas columnas escribí acerca de los inicios y lo importante que son para la vida humana. Pero quizá todavía más importante en la vida es el final. Estimados lectores: este es el último texto que escribiré bajo la etiqueta de “Sofofilia”.
Soy una ferviente creyente de los ciclos. Las cosas van y vienen. Empecé con esta columna con el único objetivo de hacer pensar a los lectores, de que se preguntaran cosas en las que nunca hubieran reparado.
Desde que comencé a escribir en este periódico, hace dos años y medio, las cosas han cambiado. He pertenecido al Consejo Editorial de esta publicación desde mis primeros meses en la universidad y siempre tuve algo muy claro: La Catarina se ha venido consolidando.
Este semestre se está dando una transformación lenta y profunda. Estoy convencida de que cada uno de los miembros de La Catarina debe participar en esta etapa de evolución y por ello es que he decidido enterrar esta columna y empezar desde cero.
Espero, querido lector, que se haya divertido tanto como yo. Escribir semanalmente es un ejercicio con el que aprendí mucho. Fue un placer abordar temas que siempre tuvieron la intención de hacer que el lector se interesara por la filosofía, y sí, la filosofía con minúscula: la que se vive diariamente y no la que está en los libros de la prepa que seguramente más de uno tiene arrumbados en una bodega.
No dejaré de ser columnista. Pero el nuevo texto que estará ahora tendrá un sentido mucho más periodístico e informativo. Si he de ser sincera, me emociona el proyecto porque estoy segura que con lo que escriba a partir de ahora lograré el que siempre ha sido mi objetivo cuando tecleo una columna: hacer que el lector piense y, sobre todo, que pueda tomar decisiones que lo beneficien a fondo. Todo con base en el texto. Le doy sepultura a Sofofilia; sin embargo, resucitará convertida en algo mucho mejor. Eso se los garantizo.
JENNIFER MC NAMARA G.
Last modified: 7 enero, 2015
