EL SÍNDROME DE LOS VEINTITANTOS

Written by | Cafeína para despertar

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Llegados los 20’s creemos que somos todos unos sobrevivientes, o al menos yo así me sentía. Logramos superar las desilusiones de la infancia y aceptar con dignidad que jamás seríamos princesas o caballeros, nos resignamos a la idea de que Santa Claus no existe y que la carta para Howarts nunca llegaría. Sobrevivimos a la pubertad y a la adolescencia, a los cambios de humor, a las peleas con amigos y a los corazones rotos.

Nos graduamos de la prepa sabiéndonos invencibles por haber tomado cálculo diferencial y vivir para contarlo; ahora sí, ¡el mundo era nuestro!, el futuro nos pertenecía. La universidad y la carrera nos abrieron las puertas a un mundo completamente distinto y nos llevaron un paso más cerca de alcanzar nuestro sueño, cualquiera que fuera. Y un día, te levantas, te miras al espejo y te preguntas: ¿es esto lo que quiero hacer el resto de mi vida?, te respondes “no sé” y te mueres de miedo.

La escritora Abby Wilner acuñó el término “síndrome de los veintitantos” como ese momento en la vida de todo estudiante universitario, cuando entra en crisis existencial. Nos replanteamos preguntas que creíamos haber respondido hace tiempo y nos llenamos de ansiedad al caer en la cuenta de que “el mundo real” está literalmente a la vuelta del semestre y nuestro currículum más vacío que nuestra cartera. Suponíamos que a los veintitantos la mayoría de las decisiones importantes de nuestra vida habrían sido tomadas y el siguiente paso solo podía ser: dominar el mundo. A estas alturas no deberíamos preguntarnos si el camino que elegimos es el correcto para nosotros, si debimos haber estudiado Música y no Nanotecnología, Literatura como alternativa a Ingeniería Civil, Gastronomía en lugar de Medicina. Y sin embargo, lo hacemos. A ratos nos perdemos en nuestras propias decisiones.

Iain Hollingshea, escritor inglés, explica: “la Crisis del Cuarto de Vida es el doble de mala que la de la mediana edad porque llega veinte años antes. Nadie te ofrece ninguna simpatía al respecto, y eres demasiado joven e insignificante como para comprarte un deportivo y huir con tu secretaria.”

Como todo en la vida, probablemente esta crisis también pase y terminemos riéndonos algún día. Mientras tanto creo que lo importante es no olvidar que aunque las posibilidades de fracasar son infinitas, también lo son las de triunfar, que tenemos derecho a cambiar de opinión, de dudar, de empezar otra vez. Hemos llegado demasiado lejos para rendirnos ahora.

MARÍA FERNANDA SORIA C.

maria.soriacs@udlap.mx

 

 

Last modified: 7 enero, 2015