FOLLOWERS Y LIKES: EL VOTO DURO CONTEMPORÁNEO

Written by | Canasta con Huevos

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Ser actor o actriz da, de entrada, titipuchal de fans. Muchos admiradores no sólo saben de la existencia de tal o cual artista sino que se ven inmersos en una obsesión que los hace dominar, inclusive los restaurantes que más frecuentan. En fin, famosos que cargan con millones de seguidores en Twitter y likes en Facebook.

En la política, ser parte de la farándula parece funcionar. Los follows, al igual que los “Me gusta”, se vuelven votos duros que hacen triunfar al candidato. En México y en Estados Unidos la fórmula se corrobora una y otra vez desde su debut con Arnold Schwarzenegger. El exfisicoculturista y actor austriaco, se albergó en la política siendo gobernador de California, el estado con tres de las ciudades más ricas según un informe del sitio financiero en la web 24/7 Wall Street y también el más poblado –con 42 millones de habitantes-. Es decir, Terminator gobernó oro molido.

Luego en México, y muy fayuqueramente, Enrique Peña Nieto opta por un matrimonio digno de portada en TvyNovelas con la exactriz Angélica Rivera. El método vuelve a ser positivo y se consolida, con gran ventaja, como presidente de México para 2012. Sigue sus pasos el joven –pero de accionar dinosáurico– Manuel Velasco, gobernador del Chiapas, quien en septiembre se comprometió con su novia, la actriz y pseudo cantante, Anahí. Habrá que ver si el caso en concreto marcha de acuerdo con los planes del Güero Velasco para 2018.

Ahora sorprende –pero no tanto- el bodorrio entre el actor y productor George Clooney y Amal Alamuddin, abogada y escritora libanesa que no sólo luce porte y belleza sino también dotes intelectuales de altísimo nivel. No es secreto que Clooney pretende iniciarse en la política y unirse a los demócratas en las elecciones de 2016. Esta híbrida mezcla entre artista-político, el productor de Argo, parece ensalzarla y dar razones para no pensar mal de su asunto en particular: ha realizado bastas labores humanitarias y su radiante fortuna –de 200 millones de dólares- lo hace confiable.

Pero, ¿qué sucede en México con artistas que engalanan los pasillos de las casas de gobierno? ¿Sólo sirven como marketing y para ganar portadas de revistas? ¿Tienen la formación para presidir una institución pública como la del DIF? Algo sí que es verdad: Anahí tiene más de 7 millones 300 mil seguidores en su cuenta de Twitter y llega a los 4 millones 600 mil likes en Facebook. Su alcance mediático llega a desplazar, incluso, a Peña Nieto –que sólo reúne la cantidad de 3 millones 92 mil followers en Twitter-. Es sencillo: en las últimas elecciones federales, el copetudo venció con 3.3 millones de diferencia. Entonces, la ex RBD, tiene votos para dar y regalar en un futuro a su comprometido.

WILLY BUDIB H.

guillermo.budibhe@udlap.mx

 

Last modified: 7 noviembre, 2014