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Este semestre escuché de dos profes una postura que no me había tocado oír desde que entré a la carrera: cuestiónenlo todo. Uno llegó incluso a exigir que lo cuestionáramos a él directamente y a la clase que impartía; hagan sus propios juicios, atrévanse a analizar, a criticarlo todo.
Es lamentable ver cómo se nos ha ido olvidando esta cuestión tan crucial. No es posible que seamos atacados por tanta información, actualizaciones de software y medios de comunicación y simplemente descarguemos estas posturas. No hablo de hacer preguntas sin ton ni son, mucho menos de decir: “No me gusta, está feo y punto”. Seamos capaces de juzgar lo que pasa a nuestro alrededor y levantar la voz ante injusticias y problemáticas. Pero no con el estandarte de “tú estás mal y yo bien”, que ya vimos que aunque el gobierno intente maquillarla, la verdad sobresale y la inconformidad aún más. Pero no nos quedemos en eso, analicemos, acumulemos argumentos válidos y externalicemos una postura objetiva.
Me parece importante que pongamos todo en tela de juicio, que exijamos y formemos argumentos sólidos que sustenten creencias o formas de pensar. Tal vez a veces nos estampemos contra una pared de falacias en las que creíamos fervientemente, por mucho tiempo y que además defendimos, pero a veces eso hace falta para indagar un poco más y dar con la respuesta correcta. Muchas veces no encontraremos respuestas concretas, de una pregunta saldrán veinte, pero estaremos cuestionando situaciones que muchas veces damos por sentado.
«Avancemos por otros medios que no sean la tranza, encontremos problemáticas y soluciones en situaciones que aceptamos como dadas”.
No es posible que rebasemos a todos por el acotamiento porque ¡al fin que todos lo hacen! Y que después queramos exigir que las cosas se lleven rectas, en un país con una mentalidad mayoritaria de “el que no tranza no avanza”. Enjuiciando es la única forma en la que podemos evolucionar; Copérnico se atrevió. Del mismo modo al hacer estas preguntas podemos recibir posturas ajenas que enriquecerán nuestro conocimiento, aunque si simplemente las aceptamos podemos caer en equivocaciones; como que América es la India.
Avancemos por otros medios que no sean la tranza, encontremos problemáticas y soluciones en situaciones que aceptamos como dadas. Hay que atreverse a ser racionales, a no aceptar todo sin chistar, pero ¡aprendamos a chistar! Para cambiar las cosas, hay que primero ver el problema. No seamos solo objetores pasivos.
REBECA MORA C.
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Last modified: 8 noviembre, 2014
