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El cinismo reina en vísperas de las “elecciones” UDLAP 2015, casi tanto como la última posada celebrada en la institución, cuando fueron tirados fuegos artificiales desde el mismísimo lugar donde sólo un día antes, algo trágico estuvo a punto de suceder… Grandes pancartas contaminan visualmente los edificios de la escuela con fotos de estudiantes que prometen mejorar el departamento académico que quieren presidir. Todos posan sonrientes y, a pesar de que esta es una institución hispanohablante, muchas de las planillas eligieron nombres en inglés, me pregunto qué piensan que eso comunica, ¿progreso?
“Yo voy a hacer que cambien de jefe de departamento”, afirma un candidato con ese tono de omnipotencia que nada tiene de trasfondo, ese que escuchamos de los políticos mexicanos.
Clases interrumpidas por un speech que afirma que “si no votan por nosotros no tendrán representantes ante el departamento”, y una feria en la que se regala comida bajo carpas verdes asfixiantes, son algunos de los eventos de las elecciones que dan más lástima. Cuánto se quejan los jóvenes de sus políticos y cuánto se parecen a ellos en estas circunstancias.
Durante mis cinco semestres en la UDLAP la mitad de ese tiempo mi departamento no tuvo mesa. Honestamente, no me hubiera dado cuenta de que una fue electa posteriormente si no fuera porque en Facebook publicaron la invitación a una fiesta: “Habrá buffet, el costo será de 50 pesos”. Gracias por la oferta, en vez de eso, ¿podrían asegurarse de que todos los maestros den las clases completas?
POR EZELL POLANCO H.
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Last modified: 29 abril, 2015
