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Puede que la vida sea un juego con demasiadas reglas, tantas, que es bastante común hacer de la confusión o la locura nuestra mejor carta de juego para salir de los aprietos más alarmantes. No es quizás la elección más racional, pero hay que aceptar que si se trata de sobrellevar nuestros días sin desquiciarnos completamente, bien vale la pena dejarnos perder la cabeza de vez en vez. Así, existen personas que practican diversas formas de abandonarse a la memoria, pues vaya que sí hay maneras de hacerlo en este mundo de altibajos y quehaceres tanto placenteros como malolientes. Sin embargo, están también otros sujetos un tanto más escasos que resuelven el juego de la vida a través del abandono a la poesía… Charles Baudelaire es uno de ellos.
Como uno de los poetas más conocidos de la literatura francesa, así como mundial, destaca de entre sus letras el genial estilo sensitivo y observador que no duda en presumir cuando tiene oportunidad. En este caso, su libro Pequeños poemas en prosa es un conjunto de textos que parecen describir su forma de ver la vida, a través de los cuales es posible apreciar una filosofía expresada con la belleza de la poesía en prosa. En ella, se respiran ancianos y mujeres, jovialidad y muerte, naturaleza, amor, desamor y soledades, así como el desconcierto y aprecio hacia la más sublime y deliciosa experiencia humana, que es la vida.
Marco Árcega Corona
marco.arcegaca@udlap.mx
Last modified: 20 septiembre, 2015