Erotismo, seducción y poesía

Written by | Story Teller

El cuerpo: traje único y original que sin precio a cobrar, viene incluido a falta de armario predeterminado. De la piel humana provienen todos los nombres, toda fragilidad, todo intento de reconocer que hay color y vida en nosotros. El cuerpo es una línea del tiempo; es también cicatriz de heridas de polvo, secuela de hijos, consecuencia de hambre, enfermedad y guerra. Es una dualidad de sumo interés que, por un lado, sea el cuerpo la herramienta prima con la que nos mostramos y explotamos el mundo. Por el otro, sin embargo, nos ocultamos y delegamos a la tela una función pudorosa que disfraza la natura, esta única verdad tangible de la cual nadie puede dudar. Ahí está, pero invisible, el vigor humano que es la desnudez.

La acción de reservar el cuerpo tras sombras de expectativas en la mirada de los otros es un juego interesante, soberbio, sensato. Siempre cuestionamos, imaginamos qué hay detrás… ¿Por qué está la piel al fondo de todo? Queremos saber, sentirla sin remordimiento; es una fuerza irreprochable, amorosa, insaciable.

Jorge Germenus nos habla en su verso inolvidable de esta realidad del cuerpo, del hombre y la mujer, del amor y de ese tiempo que hay entre dos personas que se miran y que permiten que sus cuerpos hablen. El poeta arranca la vergüenza del erotismo y la introduce en letras que nos recuerdan esa seducción a veces imperceptible que nos evoca la persona querida. De repente la sensualidad es protagonista y no hay mayor coherencia que la que puede explicar el encuentro de la entrega en toda la extensión de su significado, corpóreo y simbólicamente: “La virginidad del alma y también del corazón”

Marco Arcega C.

marco.arcegaca@udlap.mx

Last modified: 12 noviembre, 2015

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