Zero Waste

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VerdeVientoCuando me enteré de la filosofía Zero Waste, estaba terminando un proyecto que nos trajo como locos durante un mes a los que estudiamos Ingeniería Ambiental. Básicamente consistía en documentar semanalmente nuestro gasto de agua y nuestros desechos. Los resultados fueron bastante reveladores; en promedio, los estudiantes generábamos 900 gramos de basura al día y gastábamos alrededor de 120 litros de agua. Al final, al entregar nuestros resultados –presentación Prezzi y todo- una compañera nos compartió un video acerca de una chava en Estados Unidos, Lauren Singer, cuya basura de todo un año cabía en un pequeño Mason Jar.

Fue literal un cubetazo de agua fría. Si en lugar de haber estado pesando nuestra basura nos hubiéramos propuesto dejar de generarla, el trabajo hubiera sido más sencillo y más ad hoc a nuestra carrera. ¿Por qué no se nos ocurrió antes?

Así que hice mi investigación. Para poder dejar de producir basura tenías primero que conocerla. Literalmente tienes que ir a tus botes de basura, vaciarlos y ver qué es lo que estás generando. Listo. En mi caso, estaba generando mucho plástico, por lo que hice algunos ajustes, en lugar de comprar una botella de agua de un litro todos los días, empecé a cargar con mi botella rellenable, y en lugar de comprar el mix de lechugas prelavadas, las desinfecté yo mismo. Con esas dos pequeñas acciones, vi que podía ahorrarme alrededor de cincuenta pesos a la semana. Una razón más para convencerme de la filosofía Zero Waste.

Viendo los resultados tan buenos que tuve, investigué más y más. Leí casi todos los blogs, me aventé varias horas viendo videos en YouTube, y saqué varias ideas interesantes que están dando fruto y que compartiré a lo largo del semestre en esta sección.

He de advertir que después de hacer este tipo de investigaciones, comienzas a tener una especie de paranoia. Literalmente ves basura a donde quiera que vayas. Los popotes, por ejemplo, que están hechos de plástico que no es reciclable, envueltos en plástico, ¿todo para qué? Para beber de manera fancy una naranjada mineral. No frieguen. Lo alarmante es que son algo tan normal que incluso hemos desarrollado jueguitos con ellos, ya sea para molestar a nuestros acompañantes –lanzando el empaque como proyectil-o impresionarlos– el truco del gusanito-.

La población está creciendo bastante y nos estamos llenando de basura. Pongamos un poco de nuestra parte para cuidar al planeta. ¡Di no a los popotes!

ALEJANDRO REYES
jose.reyesmo@udlap.mx

Last modified: 4 febrero, 2016