Magia Verde

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Hace unos meses vino mi mejor amigo a visitarme y, como ambos somos fuereños, decidimos ir a turistear al centro de Puebla. Anduvimos toda la tarde sin rumbo, platicando, y ya cuando casi daba la hora para ir a cenar decidimos entrar a una tienda de «velas» porque nos llamaron la atención unas en forma de «calaveritas».

No caímos en la cuenta de que habíamos entrado a una tienda esotérica -de esas a las que tu abuela te prohibía entrar cuando eras un escuincle- hasta que mi amigo le preguntó a la encargada para qué eran esas velas en forma de «Óscares».

Luego de una master class de aproximadamente media hora, con espacio para preguntas, sobre los métodos más eficaces para hacer amarres y el protocolo correcto para pedir favores a quién sabe quién, pudimos salir del local en cuestión e irnos derechito a confesar (broma).

Lo interesante de esta experiencia fue que la encargada se veía tan seria y profesional que hasta nos entró la duda -aunque sabíamos en el fondo que era puro cuento-. Era de risa, en verdad. Si no nos burlamos fue por educación.

A veces siento que la gente reacciona de la misma manera cuando comienzas a hablar sobre el medio ambiente.

Los problemas ambientales no son algo que dé risa, no es choro. No podemos tardarnos en actuar y seguir esperando a que los gobiernos se pongan de acuerdo en encontrar soluciones. Empecemos cooperando con pequeñas acciones. Hay un mantra realmente efectivo que nos podría ayudar, de mientras, a dar nuestros primeros pasos: rechaza, reduce, reutiliza, recicla y «compostea».

Rechaza todo aquello que no te va a servir o que en tu vida vas a volver a utilizar: los flyers, centros de mesa, las agendas institucionales (coff coff), lapiceros, bolsas del súper, popotes, servilletas. Sé crítico con lo que agarras. Reduce tu basura, las salidas en coche, el tiempo en que te bañas, ¡el papel para secarte las manos!

Los otros pasos son un poco más difíciles: ¿Comprar algo de uso? O sea paps, ¿de qué me hablas? Reutilizar no es solamente comprar de segunda mano, incluye también cargar con tu botella de agua, con el termo para el café (en Starbucks te lo pueden llenar), incluso llevar tuppers de emergencia en la cajuela de tu coche por si vas a un restaurante y no te acabas la comida.

¿Reciclar? ¿»compostear»?, bueno eso es algo ya más complejo, pero podrías comenzar separando tu basura. Busca en internet el lugar más cercano donde puedas mandar tus reciclables y comienza a hacer composta en tu jardín (si tienes). Hay muchos sitios y tutoriales a unos cuantos clicks de distancia, en un fin de… dedícale tiempo a investigar -o espera cada semana esta columna-.

No hay excusas, ni peros.

Alejandro Reyes
jose.reyesmo@udlap.mx

Last modified: 5 febrero, 2016