Un secreto a voces

Written by | Fuera de foco, Opinión

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“Ir caminando por la calle y que te griten ‘adiós guapa’ y que te hagan ojitos. No sé si sentirme agradecida, o incómoda. *carita pensativa* #MuchasGracias” tuiteaba hace unas semanas una estudiante de primer semestre.

La semana pasada, rumbo a la salida del Gaos, una amiga y yo debatíamos por la naturaleza del chiflido callejero. Ella no lo defendía, mas lo perdonaba, diciendo que lo tomaba como un cumplido.

En otra ocasión, deambulando por Cholula con otra persona, en una odisea dominguera por encontrar comida para gato, no me fue posible caminar una cuadra sin que alguien se esperara a que ella pasara y voltearse. Entre estos, dos patrulleros. Yo le pregunté si no le molestaba y ella respondió que sí, pero que “para qué hacer corajes, si no iba a cambiar”.

Pregunté, ya encaminado en el tema, a 30 mujeres, amigas y otras que atajé en su caminar por la Universidad, si en algún momento se habían sentido acosadas en el campus o en Cholula. Sólo un par dijeron haberse sentido así dentro de la universidad (algún grupo de idiotas que les dice algo o se les queda viendo descaradamente). Otras, dicen que no les ha pasado dentro, pero que en Cholula es lo más común del mundo. Que estudiantes de la Universidad, fuera del campus, se quitan de todo filtro o eufemismos para hacer sus comentarios. Vaya, hasta de maestros me dijeron. Y ahí quedó, en una charla, con un nivel emocional y tonalidades de voz constante, naturales.

El problema es que esto no es algo normal, para hablarse con naturalidad y como parte de una rutina diaria, porque en esta práctica, quien la comete no ve a la víctima como otra persona, como igual, sino como un algo con el que se puede hacer y deshacer a su gusto. Eso tiene nombre: cosificar, que significa reducir a la condición de cosa a una persona.

“Es que, qué se puede hacer” me dicen. Y, desgraciadamente, tienen razón: en México, solo cuatro universidades autónomas (de 32) tienen procedimientos específicos y, sobre qué hacer en estos casos. En nuestra Universidad, el reglamento de Comisión Disciplinaria, en una larga lista, dice que el acoso y hostigamiento sexual son considerados faltas graves, mas no te dice qué se considera hostigamiento sexual, qué hacer en caso de que te pasen estas cosas, ni tiene sanciones precisas para estos actos en especial (a diferencia que con la posesión de drogas, por ejemplo: si te cachan con drogas en la uni, te vas y punto). Tampoco existe, más allá de una campaña de ayuda en violencia en relaciones de pareja, un algo que ayude a disminuirlo: sí, se condena, ¿pero cómo le haces para que no suceda?

El año pasado, Brock Turner, estudiante de la universidad de Stanford, enfrentó tres (sí, solo tres) meses de cárcel por haber violado a una estudiante inconsciente. Su caso se supo y la joven, dentro de toda la desgracia, tuvo la suerte de que unos ciclistas vieran el acto y detuvieran al tipo hasta que llegara la policía. ¿A eso vamos a tener que llegar, para que el acoso sexual sea considerado grave y despierte las alarmas?

 

 

Eric H. Cetina Karsten

eric.cetinakn@udlap.mx

@ehauvery

Last modified: 20 septiembre, 2016