La gran desventaja

Written by | Oídos Sordos, Opinión

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Nuestros vecinos del norte se encuentran al borde de tomar una decisión histórica y extremadamente complicada. Por desgracia, desde donde estamos parados, no nos queda mucho más que hacer que desearles suerte. Es decir, debe ser extremadamente difícil elegir entre una mujer que probablemente sea la candidata a la presidencia más sobre calificada en la historia, y un millonario famoso por salir en reality shows. ¿No?

Ahora, vamos a ser justos, Hillary Clinton no es la candidata perfecta. En su larga carrera política, que incluye haber ejercido como Secretaria de Estado al lado de Barack Obama, existen varias decisiones cuestionables. Es decir, ¿es realmente una ventaja tener experiencia dirigiendo un país antes de llegar a la presidencia? De acuerdo con Donald Trump, Hillary no consiguió arreglar las cosas, y todos sabemos que la gente en el gobierno tiene poder absoluto para cambiar el mundo cuando ellos quieran.

Tampoco podemos olvidar la más reciente debilidad de Clinton: es susceptible a enfermedades. Es decir, ¿a quién podría darle neumonía cuando se encuentra en medio de una campaña política? ¿Quién tiene tiempo de enfermarse cuando está viajando de estado a estado y organizando eventos y planeando propuestas políticas? Lamentablemente, Hillary Clinton es humana y por lo tanto puede caer enferma en momentos de crisis. Eso es malo para un presidente, ¿no? Vean a Trump, es la imagen de la perfecta salud.

A su humanidad, tristemente, debemos agregar el hecho de que es mujer. No podemos negar que su temperamento se verá afectado por eso. Imaginen qué pasaría si un día hace un berrinche en twitter porque alguien le dice que no a algo. O si, en un arranque de ira (hormonal, sin duda, porque todos sabemos que sólo la gente con hormonas se enoja) llega a iniciar una guerra nuclear. Y todos sabemos que las mujeres son las que más hablan. Piensen lo vergonzoso que sería ver a una jefa de estado interrumpiendo a otro mandatario porque no soporta quedarse callada.

Su temperamento claramente sería un problema. Todos hemos sido testigos de lo fría y seria que puede llegar a ser cuando se trata de discutir asuntos importantes. Resulta poco favorecedor. Podría sonreír más, y ser más amable. Está bien que sea jefa y representante de muchas personas, pero debe haber maneras menos agresivas de hacer las cosas. Lo último que queremos es una presidenta mandona que le diga a la gente qué hacer.

La verdad es que no envidio nada la decisión que tienen que hacer los estadounidenses este Noviembre. Sus dos opciones son terribles. Por un lado, tienen a un misógino, racista y temperamental que nunca ha tenido un cargo de gobierno y cuya versión de política exterior es aplaudir a Rusia y crear un muro gigante en su frontera. Del otro lado, tienen a una política calificada y con una larga carrera que sin embargo cuenta con dos grandes desventajas: es humana y es mujer.

Sofía Marlasca
sofia.marlascach@udlap.mx
@sofmarla

Last modified: 4 octubre, 2016