Procrastination

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Existe una gran diferencia entre la forma de ver el mundo en Estados Unidos y en México. Aparte de contrastar el desarrollo económico, social, laboral, entre otros; es interesante comparar el uso de una palabra específica, procrastination. En español esta palabra existe, y al muy estilo de la RAE la definición de procrastinación es “acción y efecto de procrastinar” y procrastinar es “diferir, aplazar”. Es impresionante que se usa tan poco esta palabra en nuestro idioma que ni siquiera el corrector de texto en mi computadora la reconoce.

El problema aquí no es la RAE o que las computadoras no detectan esta palabra. Lo preocupante se encuentra en lo que puede significar que los hispanohablantes no utilicen la palabra. Estados Unidos es uno de los países más competitivos del mundo: tienen las mejores universidades (mientras que ellos tienen aproximadamente unas treinta universidades entre las mejores cien, México no tiene ninguna), los mejores atletas (el país que más ganó medallas en Río, unas 121; mientras que México sólo 5 y ninguna de oro), los mejores científicos (356 estadounidenses han ganado el premio Nobel, en cambio sólo 3 mexicanos lo han ganado), y así podría continuar numerando ejemplos. Su éxito se debe a su cultura y forma de ver el mundo. Clara imagen de esto, el uso de la palabra procrastination y ver como una enfermedad el aplazar cosas que se deben hacer, algo que verdaderamente se debe combatir y evitar tanto en la universidad como en la vida profesional. Perspectiva distinta a la latinoamericana.

La procrastinación no sólo es un problema para el trabajo o la escuela, es un problema para los escritores de todo el mundo. Muchos tienen complicaciones cuando escriben, sin importar que sea un cuento, poema, ensayo o una lista de cosas por hacer. Hay días en los que no nos sentimos con ganas de hacer algo. Mañana habrá tiempo, y si no, el domingo o la próxima semana, ¿para qué hacerlo ahora? Así pasa con los que quieren hacer una novela. Es cierto: hay veces en las que la musa nada más no llega y qué le podemos hacer a la caprichosa.

No obstante, la visión debería ser más cercana a EE.UU. La musa tal vez no llegue, pero como dice una frase, “para que la musa llegue, el escritor tiene que estar sudando”. Temo decir que el talento, aunque existe, no garantiza el éxito. Borges presumía antes las páginas que había leído que las que había escrito. Otros escritores dedicaban horas a practicar y reescribir textos hasta que quedaran aceptables para ellos. Lo que hace al escritor no es la musa, la inspiración, o si está o no deprimido o enamorado; el escritor se hace como en cualquier otro oficio: con la práctica y la lectura.

Conozco a muchos (incluyéndome) que han querido escribir un texto, gente que tiene en verdad muy buenas ideas, pero siguen esperando a que la bella musa realice sus obras por ellos. Algo está claro: todo letrado tiene la capacidad de escribir. Tal vez escribamos primero mal, tengamos errores, problemas, nos pase el famoso writer’s block, pero la solución es no rendirse y seguir trabajando.

Hay que pensar como nuestros vecinos. La procrastinación es una enfermedad en todas las áreas, y más para los que quieren escribir. Lo único que hace falta es combatirla. Claramente la organización y decisión es una forma, pero empezar a escribir ahora es otra. Así que, a todo aquel que ha querido redactar algo o tiene un ensayo por hacer, por favor no sigas aplazando y empieza a trabajar. Empieza a escribir.

 

 

Rodrigo Lichtle Ventosa
rodrigo.lichtleva@udlap.mx

Last modified: 11 octubre, 2016