Madurar es para frutas

Written by | Ceguera, Opinión

ceguera

 

284204_10150274357027560_907349_n

Mientras iba en mi bicicleta rumbo a la Universidad, tuve la bonita coincidencia de toparme con una persona muy peculiar que llamó mucho mi atención por ir agitando sus manos como si tuviera un par de baquetas y tocara una batería. Inmediatamente me puse a pensar en mi hermano cuando era más pequeño y la pasión tan grande que en ese entonces tenía por la música. La importancia de la música en su vida era tal que no podía ocultarla y mucho menos podía evitar sentirla, aunque no estuviera escuchando sonido alguno. Por ello, era normal encontrártelo por la calle caminando con una guitarra en sus manos, haciendo “sonidos especiales” en la regadera, o inclusive tocando la batería en cualquier lugar sin ningún instrumento musical.

Me pregunto: ¿cuándo fue que mi hermano dejó de sentir la música?, o peor aún, ¿cuándo fue que permitió que algo que tanto le apasionaba se quedará olvidado?

¿Cuántos de nosotros, jóvenes o adultos, será que decimos: “cuando era más joven disfrutaba tocar tal instrumento, practicaba tal deporte, cantaba/bailaba/pintaba/escribía”? ¿Será que crecer significa que tenemos que superar cosas que antes disfrutamos? ¿Será que en nuestro futuro no hay espacio para mantener actividades que fungen un papel elemental en nuestro desarrollo como seres humanos? Porque está claro que el desarrollo personal no radica únicamente en el ámbito laboral o académico.

Admiro tanto a las personas capaces de mantenerse inmersas en lo que les apasiona y difiero de la tonta idea de que crecer implica “madurar” y, por ende, dejar de bailar porque nos damos cuenta de que no somos lo suficientemente buenos; dejar de tocar la guitarra porque ya no tenemos tiempo; o sentir que lo que escribimos es ridículo (a mi siempre me pasa). Encontrarnos con gente que tiene talento debería ser un incentivo para mejorar y no para dejar de hacer algo que nos gusta. Entrar a la universidad o ingresar a la vida laboral no debería ser un impedimento. Cuando lo que hagamos comience a parecernos ridículo, significa que hemos dejado de hacerlo por como nos hace sentir, para empezar a hacerlo buscando la aprobación de los demás. Es ahí cuando ya todo empieza a estar perdido.

Sara Achik López
sara.achiklz@udlap.mx
@SaraAchik

Last modified: 25 noviembre, 2016