Crónica: Las chicas de la tribu siguen domando

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Pocos minutos antes de las 13:00 horas, las chicas futbolistas de la UDLAP hacían ejercicios de calentamiento bajo la pauta de Valeriana Cornejo Romero, la defensa Verde número 6. Las porteras del equipo se preparaban aparte.

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El enfrentamiento fue ante las Borreguitas del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) campus Querétaro, quienes también se preparaban frente a su banca designada.

A pesar de que el estacionamiento junto al “Moe” estaba relativamente lleno, las gradas que invitaban a ver el juego que se llevaría a cabo en el Campo 1 de la UDLAP, estaban completamente vacías. Solo las acompañaba la vista, a lo lejos, de la Gran Pirámide de Cholula. Posiblemente la temperatura era de 15 o 16 grados, pero el viento -que hacía sentir más frío- parecía desertar el lugar, llevándose incluso la motivación. La Tribu verde se veía tranquila: las jugadoras, el entrenador, el resto del equipo de apoyo, y unos camarógrafos.

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Los pocos minutos que pasaron después, mejoraron el ambiente deportivo. Llegaron más atletas y uno que otro pequeño grupo, de dos o tres personas, para apoyar a los equipos. La atmósfera se avivó de cierto modo cuando las contrincantes que se encararían, anunciaron con una pequeña porra y aplausos que ya iba a comenzar el partido. Pusieron música (parecida a la que sale en canales de deportes), se alinearon las veintidós jugadoras según su alma mater -lideradas por cuatro árbitros- y chocaron manos entre las oponentes para desearse suerte.

Uno de los oficiales dio el silbatazo de inicio, y las Aztecas dieron la primera patada. El juego empezó flojo. Las Guerreras verdes se pasaban el balón entre sí, pero no se podría decir que había control; el Rebaño blanquiazul trataba de conseguir la posesión. Las chicas no parecían entregadas, el público tampoco. Tres “aficionadas” del deporte charlaban sobre soccer, pero no sobre el enfrentamiento frente a ellas, y nadie más decía nada.

Con el transcurso de los minutos, la Tribu verde comenzó a presionar a las Borreguitas, encasillándolas en su redil. Las once atletas de Querétaro estaban únicamente defendiendo a su portera. Sin necesidad de porristas, el campo se llenaba de bullicios queretanos. La guardameta blanquiazul se pasó lo que restó del partido gritando un dictado a sus compañeras sobre cada movimiento que debían realizar. La Tribu verde, controlando ya más el balón, solo se comunicaba de manera corporal, pero nada llevaba a las guerreras a meter el gol.

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Autogol. En la portería del Rebaño, unas se estorbaron a otras, se aventaron a ver quién ganaba el balón con movimientos de reflejo, como cuando los dulces caen de la piñata. Aunque hubo confusión en el público sobre quién había marcado la anotación, sobre si fue acto de las Borreguitas o de las Aztecas, el árbitro le atribuyó el punto a la número 9 del ITESM, Gabriela Barriga.

El partido cambió. Dentro y fuera de la cancha, la emoción por la contienda que se estaba presentando subió. Las veinte personas (o algunas de ellas) que apoyaban a la Tribu, comenzaron a gritar para motivar a sus jugadoras. El balón estaba bajo el control de las Guerreras verdes. Sin duda, después de la ventaja que lograron las chicas UDLAP, pocas veces se pisó terreno Azteca durante el enfrentamiento.

“Golazo”, como dirían los aficionados del deporte. En el minuto 15, la jersey Verde número 17, Diana Rodríguez Carrillo, avivó el partido después de su anotación. Con una patada desde banda, el balón subió, curveó y bajó directo en la red de las contrincantes dejando, ahora sí, un legítimo 2 a 0 con talento Azteca.

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El coach comenzó a verse más involucrado cuando empezó a dar instrucciones. Barridas, tiros al travesaño, tiros de esquina. El polvo por el desgaste del pasto se levantaba difuminando unos segundos lo que pasaba en la meta Blanquiazul. Las aficionadas del soccer gritaban nombres de algunas jugadoras Aztecas. Hubo aplausos, cabeceos y tensión. El partido había cautivado al público Verde de veinte. Los tres porristas Blanquiazules, permanecían en silencio.

El Rebaño seguía en el redil; las once jugadoras, a pesar de tener (se supone) puestos designados en la cancha, solamente estaban defendiendo a la guardameta. Una vez que tenían el balón, lo despejaban, pero no lograban un control fuera de su terreno. Las Guerreras, a lo lejos, se veían esparcidas por toda el área de enfrentamiento, lo que claramente les permitió mayor control del juego y poder regresar al campo de sus contrincantes.

Minuto 36: la Verde número 2, Andrea Martínez Serratos, anotó el tercer gol de la contienda. Una anotación bombeada que sobrepasó los guantes de la portera borreguita. Las porras Aztecas subieron ante la ventaja de 3 a 0, en la que la Tribu estaba dominando al Rebaño. Llegó medio tiempo.

El árbitro dio el silbatazo para iniciar la segunda parte y, con seis minutos transcurridos, Diana González Barrera -la Guerrera verde número 9- dio el siguiente punto a las Aztecas. El público había perdido su furor, y tan solo se escucharon unos aplausos que el viento, que seguía causando quejas y pieles chinitas, se llevó. Las chicas “aficionadas” del soccer ya habían cambiado de tema, y otros estaban mirando el teléfono.

Dentro de la cancha comenzó a escucharse mucho más ruido. Ahora las Aztecas se gritaban entre ellas de un lado a otro con emoción. Seguían en la ofensiva. El sonido que emitía la contienda fue callado por un golpe entre dos jugadoras, una de cada equipo. La jersey Verde accidentada fue la número 4, Diana Monroy Cabrera. Los paramédicos se acercaron y la jugadora tuvo que abandonar el juego unos minutos después, para que el enfrentamiento siguiera en curso.

A pesar de que en las gradas costó trabajo recobrar la emoción de la primera parte, el área de batalla seguía llena de furor. Había equipo Verde.

Hacia el final del partido, la Tribu siguió con el control del balón; sin embargo, a pesar de varios tiros hacia la red opuesta, no entró nada más, dejando a las Blanquiazules con tensión en toda su parte del campo. En cambio, las Verdes, a pesar de lo anterior, seguían tranquilas. Llevaban ventaja segura. Las jugadoras de la UDLAP que estaban en la banca, pateaban el balón o permanecían sentadas esperando el último silbatazo del árbitro.

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La contienda terminó. Los equipos contrincantes se formaron nuevamente en “fila india”, y chocaron las manos para mostrar agradecimiento del enfrentamiento. No hubo una emoción exaltante o extrovertida por parte de la Tribu, quizá unos aplausos y risas que el viento se seguía llevando.

Las “aficionadas” del soccer, y lo que restaba del público Verde de veinte, se levantaron sin dejar terminar de anunciar el punto final al oficial. Unos se fueron quejándose del frío y otros se dirigieron a la rejilla que rodeaba al Campo 1 para acercarse a algunas atletas, con las que, aparentemente, existían lazos amistosos.

Por otro lado, las Borreguitas de Querétaro echaron porras y se aplaudieron el esfuerzo, después de todo, hubo sudor.

El encaramiento terminó con 4 puntos a 0 en el octavo partido del Campeonato Universitario (CU) Telmex Telcel, en el que por 90 minutos, la Tribu femenil pastoreó al Rebaño. Pero aún queda por averiguar si, a pesar de domar a Querétaro e Hidalgo en estas últimas ocasiones, podrán contra la manada de las Linces queretanas de la UVM, este 26 de febrero.

Silvia Caballero Alcalá
silvia.caballeroaa@udlap.mx

Fotografía por José Eduardo Pérez

Last modified: 21 febrero, 2017