Obligadas a ser hijas de puta

Written by | Flechas Rayadas, Opinión

Las nuevas generaciones mexicanas heredamos todavía una estructura sociocultural injusta, una superficie social promotora del odio hacia el prójimo y abusadora de los sectores vulnerables. No está de más recordar el abuso injustificado proveniente de la colonia a grupos indígenas y a clases sociales bajas. En México, y en el mundo, la constante histórica de mancillar, denigrar y abusar de la mujer, por el simple hecho de ser mujer, es bastante atroz. Todo emanado de unos roles de género predefinidos que sepa Dios porqué seguimos adaptando.

Recorrer las calles de Cholula es todo un deleite para quien busca vicio y diversión, y toda una Odisea para quien, por obra de la naturaleza, nació con vagina. Ya es una práctica habitual gritarle, muy cómodo y “cabrón” desde tu auto, a una mujer, sarta de estupideces, mientras esta tiene que escoger entre enojarse, ignorarlo o verlo ya como un hecho habitual en su rutina. Es muy normal considerar “puta” a una mujer tan solo porque disfruta de su vida sexual. El hombre ignorante, se levanta el cuello creyendo tener un “derecho supremo” de menospreciar, perpetuar, dirigir y lastimar la vida de la mujer, sí, repito, por ser mujer. Lamentablemente, estos son tan solo unos ejemplos de una triste realidad.

Una feminista me explicaba, que ni siquiera esto se trata de un solo género; este peso social bombardeado de estereotipos y roles, lo cargamos todos. Pobre de la niña que sus padres le negaron un balón de fútbol en su cumpleaños por “ser niña” y pobre del niño que le negaron una diadema por “ser niño”. Pobre de la mujer que cree que le tienen que pagar la cuenta por ser mujer y pobre del hombre que cree que la tiene que pagar por ser hombre. Así es, nos han obligado a ser “machos sin sentimientos” y “princesas frágiles”. Yo en lo personal, me niego a vivir esos roles, porque nos han lastimado, son insensatos y han dividido a todos.

PAUSA (porque sé que ya lo pensaron): En cuanto a la diversidad de corrientes feministas, no puedo argumentar demasiado porque apenas me estoy adentrado en el tema. Lo único que puedo decir es que claro que percibo y vivo el problema. Me limito a agradecer a todas las personas feministas que me han explicado el movimiento, y que comparten conmigo la idea de erradicar cualquier acción o pensamiento que divida de manera desigual, lastime, discrimine y dañe la integridad humana. También invito a toda persona que señala por señalar, agrede y radicaliza, abanderando el movimiento, a que lo deje de hacer; esto lo único que promueve es que la bandera feminista, pierda credibilidad. Si eres feminista por tener likes, “agradarle a la gente”, por moda, por insultar a otros o por creer que todo lo malo que te sucede en la vida es por tu género, mejor como yo, adéntrate más al tema. Apuesto a que aprenderemos mucho más de la causa.

Continuamos…

“Los niños no lloran”, nos dicen a los hombres todavía, pero creo que esto no es así: No, las niñas son las que ya no lloran, son las que ya se tienen que aguantar, las que día a día soportan el peso de una sociedad que todavía no encuentra su rumbo, las que están obligadas todos los días a ser hijas de puta.

¿Decir que no he sido machista o que no he participado en esto durante mi vida? No, claro que lo he sido, lo sigo siendo, lo he hecho y lo sigo haciendo. Sería hipócrita no aceptarlo. Como hombre y ser humano tengo que admitir esta complicidad de mi parte con el injusto modelo de género que tenemos. Esa es una gran parte del problema: que muchos, hombres y mujeres, no reconocemos tener estos tintes de machismo y discriminación en nuestro día a día. Un compañero de la carrera, Mario López, muy atinadamente comentaba en una conferencia el Día de la Mujer: “reconozco que he sido parte del problema, pero ahora quiero ser parte de la solución”. Además de compartir su idea, yo seguiré creyendo que, antes que un género, somos seres humanos.

Last modified: 22 marzo, 2017