Granada de alto alcance

Written by | Opinión, Witness me

El terremoto que azotó a México el jueves pasado, es una tragedia que cimbró al mundo. Miles de personas dormían esperando levantarse al día siguiente y continuar con sus vidas cotidianas. Más de 90 almas no lo lograron. A pesar de que Puebla y la Ciudad de México también lo sintieron, el caos que le tocó vivir a Oaxaca y a Chiapas, en el que el terror debió haber sido protagonista, es algo que uno nunca espera experimentar.

90 personas perdieron la vida. Mientras algunos compartían memes o reían contando su experiencia, decenas de familias se rompieron, muchas amistades se redujeron sin despedidas e incontables ojos se quedaron sin volver a ver a ese ser amado. Y esto sin contar a las innumerables almas que observaron cómo todo por lo que trabajaron se reducía a escombros.

Hay una frase en uno de los libros de Harry Potter que dice: “No te compadezcas de los muertos. Compadécete de los vivos, y más si viven sin amor”. La muerte de estas personas es como una granada que arrasó con todas las vidas que lograron impactar en su estancia en la tierra. No me refiero a que se quedaron sin amor, pero sí sin una persona a la que amaban.

Mientras a unos se les quitó la primera oportunidad, a otros se les regaló una segunda oportunidad. No me imagino la incertidumbre de los que, por azares del destino, lograron escapar de la fuerza del terremoto o de los que lograron sobrevivir. Estuvieron tan cerca de la muerte. La vida les recordó que, de un momento a otro, todo puede cambiar y puedes dormir para jamás despertar. Pero la segunda oportunidad que se les dio es limitada, porque les toca despertar con alguien, o algo, menos en su realidad.

A los que el destino les permitió sobrevivir, o a los que la vida les arrebató a alguien, les toca reconstruirse. A todas estas personas les toca seguir viviendo. A ellos les toca levantarse de los escombros. A ellos les toca el duelo. A ellos les toca velar a sus amigos y familiares. A ellos les toca no volver a escuchar una voz a la que estaban acostumbrados o abrazar ese cuerpo que hace muy poco celebró con ellos. A todos ellos les toca mantenerse en un mundo que ahora es más vacío.

Como esta tragedia hay muchísimas; una oleada de desastres despiadados han ocurrido en tan solo unas cuantas semanas rasgando miles de realidades. La muerte y la tragedia nos inundan dejándonos cada vez más solos. Por eso nuestra compasión se debe unir, más que a nadie, a esas almas que les toca seguir viviendo alrededor de la muerte.

Carolina Isaura García Garibay

carolina.garciagy@udlap.mx

Last modified: 13 septiembre, 2017