La vida es simple y las personas son buenas

Written by | Espacios vacios

No sé si en realidad es un pensamiento de millenials o si en general a cierta edad todas las personas piensan de esta manera, pero últimamente he escuchado cada vez una serie de comentarios deprimentes y algo mediocres sobre las personas.

Todo este análisis surgió, ya que a la mañana siguiente de una noche de malas decisiones con buenas amigas, decidimos ir a desayunar. De un momento a otro, la plática se tornó de risas y chistes sobre la noche anterior a una plática filosófica sobre el comportamiento del ser humano. Una amiga me contaba sobre un suceso personal que le ocurrió a ella y a su familia, recuerdo a detalle una frase que dijo: “Nunca piensas que te van a pasar esas cosas a ti y cuando te pasan te pones a pensar en lo malas que son las personas”.

Seguimos platicando sobre todo el daño que nos hacíamos los unos a los otros. Sin embargo, ambas llegamos a la misma conclusión: no puedes dejar de perder la fe en las personas. El ser humano no es malo por naturaleza, tal vez es la forma en la que la sociedad nos va moldeando o, quizás, la necesidad a sobrevivir la nos lleva a actuar de la manera más inhumana posible.

A pesar de las cosas malas de las que estábamos hablando, por un momento tomé mi taza para darle un sorbo más a mi café, vi a una madre con su hija disfrutando de la compañía de la otra. La vida es simple y las personas son buenas. Muchas personas hablan sobre cómo no vale la pena traer niños a un mundo tan cruel o de cómo prefieren no formar conexiones a un nivel profundo con las personas, ya sean amorosas o de amistades, porque al final de cuentas estamos solos y blablablá. Es verdad a cierto nivel, no digo que no, pero es tan corto el momento en el que estamos aquí como para no aprovechar experimentar cada sentimiento humano que podamos.

Es necesario sentir dolor y amor, angustia, rencor, felicidad, estrés y darle a los demás una parte de nosotros que los haga sentir de igual forma todas estas cosas. Es mediocre creer que nada vale la pena, ya que nada importa lo necesario como para sufrir toda una vida por ello, pero sí lo suficiente como para disfrutarlo, aunque sea por un momento.

Diana Sofia Cortez Woo

diana.cortezwo@udlap.mx

Last modified: 17 septiembre, 2017

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