Con el sismo que azotó al país, los cuatro huracanes, las inundaciones en el Sur de Asia por las lluvias monzónicas, la ola de incendios forestales en el oeste de Estados Unidos y una posible guerra nuclear, podría ser fácil tener pensamientos apocalípticos, pero ¿qué tendría que pasar para que la vida se extinguiese en la tierra?
David Sloan, Rafael Alves Batista y Abraham Loeb son científicos cuyo trabajo consiste en averiguar lo que tiene que suceder para conseguir vida en un planeta. Esto no es tarea sencilla, por lo que en su reporte científico, La Resiliencia de la Vida a los Eventos Astrofísicos, decidieron buscar lo que se necesitaría para detener la vida en los planetas, con el fin de discutir sobre la resiliencia de la vida misma.
En lugar de estudiar modelos del medio ambiente y todas las cosas interconectadas que tendrían que fallar para matar la vida en nuestro planeta, ellos eligieron un organismo que es sumamente difícil de matar y se centraron en él. Escogieron los tardígrados (Milnesium tardigradum), porque son la forma de vida más resiliente que se conoce. Los tardígrados, también conocidos como osos de agua, son invertebrados microscópicos que viven en ecosistemas marinos, de agua dulce y terrestres; son bastante comunes, pueden soportar temperaturas muy altas y bajas, resisten mil veces más los niveles de radiación que podrían matar a los seres humanos, son capaces de vivir sin agua por diez años, y son el único organismo que ha sobrevivido en el espacio. Sin embargo, no son inmortales, pues al aplastar un oso de agua se muere.
La conclusión a la que llegan Sloan, Alves Batista y Loeb es que no es difícil matar a un individuo, pero para eliminar a todos los tardígrados en el planeta se tendrían que hervir los océanos. Para exponerlos al calor y a la radiación que los mataría, o sea, para hervir los océanos, se necesitan entre 10 y 26 Jules. Esto quiere decir que los humanos podrían acabar unos con otros en una guerra nuclear y los tardígrados ni se inmutarían.
Para suministrar tanta energía, los científicos consideraron tres fuentes astrofísicas: asteroides, supernova y explosiones de rayos gamma.
Ellos calcularon cuánta masa de un asteroide sería necesaria para hervir todos los océanos; el resultado fue que, para aniquilar a los tardígrados, se requiere de una masa de más de ∼1.7 × 1018 kg. No obstante, únicamente existen diecisiete o diecinueve objetos conocidos en el sistema solar que tienen suficiente masa.
Cuando una estrella masiva muere explota en un proceso llamado supernova, emitiendo una gran cantidad de radiación; Alves Batista lo describe como “el fin de la vida de una estrella”. En su investigación aproximaron que la supernova necesitaría estar a 0.14 años luz de distancia para hervir los océanos. Nuestro sol está a 8 minutos luz de la Tierra y la siguiente estrella más cercana, Proxima Centauri, se encuentra a 4.243 años luz, por lo tanto, no hay estrellas lo suficientemente cerca para ser una amenaza a la vida en la Tierra.
Las explosiones de rayos gamma son rayos láser de alta energía; la investigación de Sloan, Alves y Loeb enuncia que una explosión de rayos gamma a 40 años luz de distancia bastaría para matar todas las formas de vida en el planeta. Rose Eveleth explica que algunos investigadores de la Universidad de Kansas y de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) piensan que la extinción masiva del Ordovícico, hace aproximadamente 440 millones de años, puede deberse, al menos en parte, al resultado de una explosión de rayos gamma. A pesar de que este suceso borró de la faz de la Tierra casi el 85% de especies marinas, no esterilizó al planeta.
Los físicos detrás de La Resiliencia de la Vida a los Eventos Astrofísicos concluyeron que aunque la vida es algo frágil para eventos cercanos como terremotos, olas de fuegos, inundaciones, huracanes, explosiones volcánicas y guerras nucleares, la resistencia de los osos de agua hace que “la esterilización global sea un evento improbable”.
Erika Lilian Contreras Vieyra
astrofísica Ciencias espacio extinción Tierra vida
Last modified: 13 septiembre, 2017