Te vas con cuidado

Written by | La vie sans rose, Opinión

Cuando llegué a Puebla, hace un par de años, gozaba -entre los beneficios de ser foránea- de algo que no me ofrecía del todo mi ciudad: no sentir miedo. Tenía esa ventaja de poder salir por las noches y sentirme segura, abordar un taxi o un vehículo con confianza, incluso caminar por la tarde aunque hubiera poca gente en la calle y sentir calma. Hoy tengo que mandar un mensaje cuando salgo, aunque sea a un lugar a menos de un kilómetro, “por si acaso”. Y mejor ni hablar de esas ocasiones en que por las prisas olvido avisar que he llegado.

Desde luego que cuando decidí venir a estudiar no me pasaba por la cabeza imaginar que era un estado donde los feminicidios iban a alcanzar cifras por las cuales me preguntara mi familia cuando regresara a casa. O escuchar decir a mis amigas que tramos que recorrían en cinco minuto ahora les parecen inmensos, si no van acompañadas. Prácticamente cada vez que abro Facebook aparece un aviso con una foto nueva, un nombre distinto, pero bajo la misma leyenda: desaparecida.

De vez en cuando, sobre todo las últimas semanas, tengo un peso menos cuando mis amigas me avisan que están en casa, cuando llegan después de salir de fiesta, cuando van a hacer compras y regresan sin problema. Ahí es cuando me siento desafortunadamente afortunada, porque sé que por lo menos están seguras un día más y que no serán otro caso de aquellos que se dan a conocer y tampoco de aquellos de los que no nos enteramos.

Iliana H. Valdivia

iliana.hernandezva@udlap.mx

@ilyhval

Last modified: 18 octubre, 2017