A palabras necias oídos sordos

Written by | Opinión

Desde que aprendí el poder de la palabra escrita, he estado explotándolo. La idea de la pluma venciendo a la espada siempre se me ha hecho algo verdaderamente atractivo. No existe algo tan poético como abrirle el mundo a alguien a través de un escrito. Por eso fue totalmente lógica mi decisión de unirme al periódico estudiantil. No tuve que pensarlo dos veces. Simplemente quería que la más distinguida de mis voces fuera escuchada. Entonces, ¿por qué me siento ignorada?

Ya en mi tercer semestre en esta universidad mis compañeros y yo nos vemos involucrados en múltiples actividades escolares. Ya sea programa de honores, equipos deportivos o mesas internas; siempre buscamos actividades que agreguen un poco de individualismo a nuestra vida universitaria. Aunque mucha gente sabe sobre estas actividades, me he encontrado gente que ni siquiera estaba enterada de la existencia del periódico estudiantil. Parece ser que no existe mucho interés hacia este. A mucha gente ni les llega a caer el veinte de la importancia de un periódico estudiantil, un medio por el cual se expresa lo que pasa a nuestro alrededor con un punto de vista fuera de la burbuja administrativa.

Lo más raro aún es cuando me preguntan qué escribo. Después menciono que trabajo en el apartado de opinión y automáticamente puedo ver su cara de flojera. Piensan que escribir para Opinión significa quejarse de todo lo que no nos parezca. Básicamente me ven como una mula terca y además de eso ruidosa como si escribiera de mis necedades y caprichos. Si de verdad fuera así, hasta a mí me daría flojera leer mi columna.

A final de cuentas soy simplemente una columna entre muchas. Soy una de las decenas de voces que se encuentran expresadas en este periódico, pero además soy una de las millones de voces entre la gente que desea ser escuchada. Este comportamiento ante el desprecio a la opinión ajena no sólo cae dentro del mundo de la imprenta.

Existen protestas que se dan sin diálogo, preguntas en el salón que se quedan sin responder y tragedias que siguen silenciadas. Hemos adoptado una actitud cerrada y impermeable ante la opinión externa. Está bien tener ideales fuertes y ser firme al defenderlos. Donde se pierde la conversación es cuando olvidamos que los demás tienen sus propios ideales que deben ser escuchados de igual manera que los propios.

 

Anna Gabriella Cavagliano Martínez

anna.cavaglianomz@udlap.mx

@AnnaGabriellaCM

 

Last modified: 18 octubre, 2018