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¿Renunciarías a todo lo que posees? ¿Dejarías a amigos y familiares? Todas las memorias de tu vida, buenas y malas, abandonadas por un futuro incierto, pero que quizá te prometa seguridad, un refugio de la violencia inclemente.
Esas son algunas de las preguntas que migrantes tienen que hacerse antes de salir por última vez de su casa. Antes de decidir huir de la violencia ejercida por pandillas, falta de empleos y la corrupción de un mal gobierno, esas son algunas de las problemáticas que ha vivido la carava migrante y que sigue viviendo.
Después, a la hora de cruzar una frontera, ejercen uno de esos derechos humanos y universales que se tienen simple y sencillamente por ser humano: el libre tránsito. Todo para ser recibidos por un mar de indiferencia, que arrasa e inunda, presente en miles de comentarios, pensamientos y acciones crueles.
Fotos de niños aterrados y llorando, hombres y mujeres ensangrentados, cruzando entre el rechazo y policías. Una imagen recurrente, inclusive con nuestros propios migrantes, con cualquier migrante. El querer alcanzar una vida plena y sin carencias no es un mero hecho meritocrático cuando se ha nacido sin los privilegios, desde los que a veces se vuelve tan fácil juzgar.
Cuestionemos a los que nos permiten permanecer en un solo punto sin arriesgar la vida y pensemos qué es lo que tendría que suceder para que migrar sea la única opción.
Consejo Editorial
Caravana Migrante Editorial La Catarina Migración
Last modified: 9 noviembre, 2018
