Cultura banal: La lectura en la generación “Netflix”

Written by | Opinión, Story Teller

Hace poco, haciendo el tradicional scrolling en mi línea del tiempo en Facebook, encontré un artículo titulado Las editoriales se renuevan para cazar al lector ‘millennial’, publicado por el periódico El País. El encabezado llamó mi atención y di click en la liga para leer de qué iba.

La entrevista, dirigida a Valeria Ciompi, directora editorial de Alianza, arranca con una frase que explica la búsqueda de la casa editorial por este nuevo lector. “No es la especie la que se adapta al medio, sino el medio el que debe detectar qué necesita esa nueva especie para subsistir”. ¿Cómo es esta nueva especie de lectores millennial? Para ella es lista, con poco tiempo para leer, con ganas de informarse para opinar sobre lo que pasa en la sociedad, infiel y       –tristemente– nunca ha leído a los clásicos. Terminé contrariada.

Se ha satanizado a la generación millennial, pero ¿de verdad somos todos esos calificativos que Ciompi nos ha adjudicado? Es cierto, a veces no tenemos tiempo, dejamos cosas a medias y opinamos sin conocer y sin haber profundizado, pero creo que este último punto se debe a la aparente inaccesibilidad a la literatura.

Todo buen lector comenzó de a poco, leyendo lo que estaba a su alcance. Sin embargo, el gran vacío, el enigma de las casas editoriales para llegarle al público, no es cómo sino por dónde conectar con el lector. Mi primer libro de literatura ‘seria’ fue El barón rampante de Ítalo Calvino. El nombre no me dijo mucho y quizá jamas lo hubiese leído de no ser porque mi maestra de Español narró en clase un pequeño resumen de la historia. Me sentí tan fascinada que esa misma tarde fui a adquirir un ejemplar y a la semana ya lo había terminado. Si me preguntan qué fue lo que a mi yo de 16 años le pareció interesante de un libro escrito en 1957 por un ítalocubano, así de lejos diría ‘nada’, pero la respuesta se tornó sencilla: la trama es, entre muchas otras cosas, una historia de amor.

El mayor error de las editoriales es ver a su público como cliente. No somos clientes, somos personas, y como tal la empatía siempre está en juego; es el arma más poderosa de conexión entre nuestra especie. Ese mismo, irónicamente, es también el error de los lectores potenciales: creer que no hay punto de conexión entre la literatura y nosotros. Sí, posiblemente no hemos vivido todo lo que los personajes o autores de los libros, pero las emociones que experimentan nos son a todos conocidas por el simple hecho de ser humanos. Hay muchos jóvenes que le tienen miedo a los libros en general por creer que son historias aburridas, que no tienen ninguna relación con su vida. El punto de encuentro entre editoriales, escritores y lectores es esa relación humana que se genera al escribir, editar y, finalmente, leer.

Existen mil justificaciones para no abandonar la lectura. Muchos potenciales lectores se quejan de no entender o no poder visualizar imágenes en su cabeza. Sin embargo, estando en la generación del Netflix, el cine, la televisión y el video, las estrategias de comprensión lectora ahora incluyen diseños interesantes y llamativos, algunos con ilustraciones. Herramientas para acercar a quienes no leen o a quienes quieren leer y tienen miedo las hay, lo que hace falta son ganas.  

Después de esta reflexión, tengo esperanza de que surjan ganas e interés por leer. También me quedo con la sensación que deja la gran literatura, esa que tenemos en las bibliotecas y que hay que desempolvar. Nada refugia más de la vida que los libros, pero nunca se está tan expuesto a vivir como cuando se lee.

 

Guly Miller

judith.roldanco@udlap.mx

@Guly_Miller 

 

Last modified: 22 febrero, 2019

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