La línea visiblemente ignorada

Written by | Opinión

El 26 de enero las tranquilas calles de Birmingham, Inglaterra, se paralizaron por el tráfico entre las 15:00 a 19:30 horas. Gran parte de la población estaba confundida, ¿qué pudo haber detonado el embotellamiento en una de las ciudades más organizadas del Reino Unido? Si les digo que fue un joven de 19 años ¿me creerían?

El susodicho chamaco se llama James Charles. Es un vlogger mayormente dedicado a videos de maquillaje y belleza dentro de Youtube. Tras sus años en la plataforma, Charles ha conseguido 14 millones de seguidores, además de varias colaboraciones con celebridades conocidas alrededor del mundo. Este vlogger de belleza se encontraba en Birmingham para la inauguración de una tienda, donde estrenaba su propia paleta de maquillaje, lo que causó que más de 8 mil fans se presentaran. Esto dejó a las autoridades de la ciudad desprevenidas y susceptibles.  

Después de este evento muchas difusoras de noticias comenzaron a hacer burla, ¿cómo alguien que no era una celebridad podía causar soberano tumulto? Esto me hizo preguntarme ¿cuál es la definición de “celebridad”? ¿es la misma desde hace cinco años? ¿es hora de modernizar cómo nos relacionamos con el mundo del entretenimiento? ¿tenemos que validar a todos los medios por igual?

No hace falta regresar tanto en el tiempo. Hace una década todos sabían quiénes eran las caras notables en la industria del entretenimiento. Solo hacía falta sintonizar MTV para poderte enterar de a quién debías seguir e imitar. Hoy en día es un tanto complicado. Con el Internet tan presente, la línea entre el entretenimiento clásico y online es cada vez más borrosa. Tenemos youtubers con programas de televisión y estrellas de cine como Jack Black con programas exclusivamente en línea.

Antes veíamos a estos youtubers como flojos, no se le consideraba una profesión legítima. Pero si hoy 2019 vamos a una escuela, encontraremos niños aspirando a dedicarse al entretenimiento online. Nos pueden pagar por subir una foto utilizando cierta prenda o puedes asistir a festivales musicales por el simple hecho de ser un meme. ¿Acaso no es una profesión si hay una ganancia monetaria a cambio de un servicio? Si les piden autógrafos y fotos cada vez que salen de su casa ¿no es ser famoso?

La verdad es que a los periodistas nos encanta despreciar a la comunidad online. Solemos verla como algo menor y fuera del mundo de la farándula. Ah pero, en cuanto podemos, escribimos artículos y columnas sobre ellos para ganar tracción, tal y como pasó con James Charles. Tenemos que admitirlo: ellos se alimentan de las tendencias, pero nosotros también. Ya es hora de tomarlos en cuenta y darles su lugar merecido en la industria del entretenimiento y la fama.

 

Anna Gabriella Cavagliano Martínez

anna.cavaglianomz@udlap.mx

@AnnaGabriellaCM

Last modified: 19 febrero, 2019