Arte y gobierno

Written by | Opinión

Desde la toma de posesión del presidente Andrés Manuel López Obrador, se han suscitado una serie de cambios importantes en el país. Su llegada al poder ha sido histórica; no recuerdo a ningún otro presidente saliendo a las calles y siendo recibido con fiesta y júbilo. Se ganó la confianza de la gente prometiendo, entre muchas otras cosas, que en su agenda la erradicación de la corrupción sería uno de los aspectos más importantes a los cuales daría seguimiento. Nos es sabido que esta se vive en todos los niveles y sectores del país, y el arte no puede quedar exento de ella.  

En las últimas semanas, el presidente López Obrador ha declarado que se acabarán los programas que antes fungían como intermediarios entre empresas privadas y artistas, debido a que esto, en vez de funcionar como un incentivo económico para ambas partes, se convirtió una forma de evasión de impuestos, puesto que los estímulos a veces ni siquiera llegaban a manos de quienes los pedían. Los programas como EFIARTES Y EFICINE en este sexenio tienen los días contados.

Por otro lado, Mario Bellatin, hasta hace poco director del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), ha llevado a cabo la labor de reestructurar dicha institución, pero esta reforma ha generado retrasos en los lanzamientos de sus convocatorias y una serie de despidos. En su entrevista para Milenio, dijo que estos cambios se generan a partir de la necesidad de salvar al FONCA y adaptarlo a nuestro tiempo. De la misma manera, menciona con preocupación que solo un bajo número de propuestas pasaron la fase administrativa de este apoyo, de ahí la necesidad de un cambio profundo y urgente.

Pensando en el contexto actual del país, en el tipo de gobierno que nos rige y en los cambios que están en curso, no me queda más que observar con cierta expectativa y cautela (y con un pie en el mundo laboral), lo que sucederá en el futuro. Estoy a punto de graduarme de una licenciatura en Teatro. Si bien el arte en el mundo es mal pagado, en México puedo decir que la cosa se pone más seria aún. En este panorama, creo que debemos analizar fríamente nuestras opciones.

Por un lado, las empresas privadas dejarán de subsidiar arte (por lo menos de la forma en que lo hacen ahora), y esto, por supuesto, traerá repercusiones. ¿Qué significa que el gran apoyo para creadores y artistas provenga del gobierno? Todo arte (aunque no todo en la superficie), es político y el retiro parcial o completo de empresas privadas que lo subsidien podría dejar una línea artística donde los valores estéticos de quienes se encargan de dirigir las oficinas de gobierno elijan y unifiquen. Algo así como lo que fue el Constructivismo Ruso. ¿No es esto preocupante? Y no lo menciono por tendenciosa, sino porque ¿cuál será entonces la autoexpresión y subjetividad del artista, si tiene que cumplir ciertas características estéticas para que el gobierno lo apoye? También es cierto que no podemos deslindarnos de la gran pantalla de humo que es para las empresas el otorgar apoyos a artistas o museos como evasión de impuestos. Por supuesto esta práctica no puede ser permitida (no debería serlo), pero ¿no quedan más soluciones?

En cuanto al FONCA, encuentro atinada su reestructuración, y por supuesto es alarmante que pocos grupos o artistas puedan completar adecuadamente la fase administrativa, porque eso habla de un encubrimiento anterior a gente que pudo haber hecho las cosas inadecuadamente. Sin embargo, ¿qué tanto es tanto? ¿cómo podemos saber que quienes autorizan becas están cumpliendo con su parte en cuanto a la claridad del proceso de elección y otorgamiento se refiere? Se dice que hay que ver por un México sin corrupción, y yo pienso que el ‘amiguismo’ y los dictámenes sin una justificación también influyen a que esto se genere. ¿Cuál va a ser realmente el criterio para obtener una beca? ¿qué parámetro se van a seguir para elegir becarios, para evaluar trabajos, para penalizar a gente que no cumple con su parte (becarios o comité del FONCA mismo)? ¿se seguirá sola la línea estética de la cual hablé hace un momento?

Todas estas interrogantes son las que me vienen a la cabeza cuando veo un futuro de reestructuración, incierto, donde las placas tectónicas se mueven y no sabes si en el temblor solo te agitarás un poco o te caerá un edificio encima.

No sé. Habrá que darle un voto de confianza a la manera en que el gobierno federal está haciendo sus reformas, y esperar que, sobre todas las cosas, prevalezca el arte.

 

Guly Miller

judith.roldanco@udlap.mx

 

Last modified: 13 marzo, 2019

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