El cerebro y la poesía

Written by | Opinión

Tengo la costumbre Borgeriana de leer un poema por las noches antes de dormir. Lo hago casi siempre, como si de orar se tratara. Es algo que he adquirido recientemente, principalmente porque antes le tenía mucho recelo a los poemas.

Sí, antes tenía prejuicios en contra de la poesía. La verdad la consideraba abstracta y hermética, muy elevada. Era para mí el género más difícil de leer, porque, en la mayoría de los casos, el significado de un verso se esconde entre las estrofas, la métrica, las figuras retóricas y la mente del escritor. No siempre es transparente como la prosa, de ahí que se le juzgue mal. Sin embargo, eso cambió hace un par de años, cuando conocí a algunos jóvenes poetas que, para mi fortuna, compartieron su trabajo conmigo, leyendo en voz alta.

Admito que las primeras veces que escuché un poema en ese formato, mi mente se enredó en un laberinto de imágenes, palabras y significados inconexos. Pero mientras mi cerebro se peleaba con el porqué, mi cuerpo se sentía inspirado, conmovido. No sabía lo que acababa de escuchar, pero la sensación que me dejaba era intensa y profunda. ¿Por qué?

La Universidad de Bangor, en Reino Unido, realizó un estudio a cargo de Guillaume Thierry sobre la poesía y la actividad física que al escuchar este género literario se produce en el cerebro. Los resultados arrojaron que el cerebro, antes de entender el significado de un poema, capta de manera inconsciente el ritmo y la musicalidad de los poemas.

Cabe aclarar que los participantes de esta prueba no conocían el poema que les fue presentado, pero en la mayoría de los casos, respondieron favorablemente ante la escucha del poema como algo agradable que los hacía sentir bien. Incluso, en otra etapa de la prueba, algunos de ellos pudieron predecir lo que consideraban quedaba mejor como continuación del poema (que era la continuación real de ese poema). Después de dichas pruebas, los organizadores llegaron a la conclusión de que el arte también estimula nuestra intuición.

Pienso, ¿por qué negarse a las posibilidades? La poesía nos aporta más beneficios de los que pensamos. Por supuesto, si se entra desde su lado formal o académico, la poesía obviamente resultará intimidante. Se le juzga aburrida, se tacha de lejana o enrevesada, pero, ¿por qué no darse la oportunidad de leerla en voz alta? Me parece que este género en específico suena mejor que ningún otro cuando se lee así. Llega mejor, conmueve más, va directo a lo sensible de nosotros. Nuestro cerebro está diseñado para amarla. La llevamos en el cuerpo, quizá, desde que nuestros ancestros contaban los mitos primigenios alrededor del fuego. Amamos la poesía, mucho antes de entenderla.

Concluyo que somos arte y en arte podemos convertirnos si así lo queremos. Para quienes desean un acercamiento, recomiendo ampliamente la poesía de Jose Emilio Pacheco o los Poemínimos de Efraín Huerta. Su estilo cercano puede ayudar a que nazca ese interés por un mundo fascinante del que también estamos constituidos.

 

Guly Miller

judith.roldanco@udlap.mx

@Guly_Miller

Last modified: 5 marzo, 2019