Los contrastes de una comunidad incluyente

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La fase universitaria es un espacio formativo en diferentes aspectos, un primer acercamiento a escala de la manera en que las personas nos desenvolvemos dentro de una sociedad y contexto determinado.

Además de los procesos académicos, vivimos una serie de relaciones y eventos sociales que se experimentan durante los años que pasamos en esta etapa y, por lo tanto, lo que tiene lugar dentro de ella nos muestra de una u otra forma un panorama similar al de la realidad que se vive “allá afuera”.

En La Catarina nos dimos a la tarea de investigar acerca de uno de los temas que enfrenta continuamente diferentes cambios desde el punto de vista legislativo, así como una creciente (y necesaria) acción social: la comunidad LGBTQ+.

Dentro de la UDLAP existen diferentes eventos que se han realizado con la finalidad de promover la inclusión de la comunidad LGBTQ+ por lo tanto esta investigación se centra específicamente en la percepción que tiene la comunidad universitaria ante este tema, las acciones que se han realizado en búsqueda de una mayor inclusión universitaria por parte del Consejo Estudiantil y los retos a los que aún se enfrenta la comunidad en el día a día.


El México LGBTQ+

Si bien se destaca que la zona de América Latina ha sido tierra fértil para disputas y transiciones políticas, en las últimas décadas México ocupa un lugar relativamente estable. Al igual que sus vecinos mesoamericanos (Guatemala, El Salvador, Belice, Honduras, Nicaragua y Costa rica), ha terminado con la criminalización legal explícita de las condiciones que definen a la comunidad LGBTQ+, aunque esto no les garantice un trato justo en temas de economía, política y sociedad.

Esto es evidente cuando se considera el clima general de violencia y prejuicio que los miembros de la comunidad LGBTQ+ todavía experimentan a lo largo y ancho de México.
Existe una difusión activa de ideologías conservadoras en el país. Los grupos evangelizadores aprovechan su autoridad en los pueblos a los que asisten socialmente para “satanizar” expresiones alternativas de género y sexualidad. Esta presencia religiosa es de importancia histórica, desde la época colonial.

Aún compartiendo la discriminación, la violencia y prácticas ultraconservadoras que caracterizan esta parte de América Latina, la IGLA considera a México uno de los países más avanzados de su región:
El país, tardó un año en aplicar la legalización del matrimonio igualitario que fue aprobado en 2009 y se ha difundido ya en 11 de los 32 estados de la República hasta el 2017. Pasó una ley anti discriminación en 2011, y desde el 2008 se aprobó el mecanismo jurídico que permite cambios en la documentación legal como parte de la Ley de Identidad, aunque fue hasta 2015 que este se convirtió en un proceso administrativo simple.

Del Apoyo Estudiantil…

La Catarina tuvo la oportunidad de obtener información acerca de cómo se maneja la temática de inclusión LGBTQ+ por parte del departamento de Apoyo Estudiantil. Se les preguntó cuáles se creen que son los principales problemas que enfrenta este grupo en la Universidad.

“Yo creo que lo primero de ellos (la comunidad estudiantil) es darse cuenta y descubrir o definir cuál es la orientación sexual, o la identidad sexual como tal, y después de eso es la parte de la aceptación”, contestó Ana Radayr, coordinadora de habilidades y competencias estudiantiles del departamento. Añadió que, a pesar de que ha habido avances en el mundo, nuestro país y sociedad, y dentro de la Universidad, es necesario seguir promoviendo el respeto y la inclusión

LC: ¿Crees que la Universidad es Incluyente?

AR: Sí, definitivamente sí; creo que la comunidad universitaria como tal, no. Sí creo que hay cosas que pueden mejorar o en las que se puede trabajar, pero sí considero que estamos en una Universidad incluyente como tal.

Radayr explicó que, dentro del departamento de Apoyo Estudiantil, para mejorar la situación de inclusión LGBTQ+, se toman en cuenta el tipo de lenguaje que se usa, así como estereotipos sociales como el hecho de que una chica tiene novio, o un chico tiene novia; se prefiere utilizar el término de pareja, por ejemplo. Enfatizó que no es solo al interior de la Universidad, sino que es una cuestión sociocultural.

En Apoyo Estudiantil, no se realizan eventos con el propósito de promover la inclusión de la comunidad LGBTQ+ en la Universidad porque las actividades que se realizan buscan tener un “enfoque integral y no hablar únicamente de relaciones heterosexuales como tal”, mencionó la coordinadora. De ese modo evitan poner etiquetas y fomentan el normalizar la aceptación.

No obstante, el departamento ofrece tres actividades “que tienen como intención brindar información tanto para conocer, así como respetar e incluir a la comunidad LGBTQ+”, explicó Ana Radayr. Estas son Sí a la diversidad, para clarificar conceptos sobre la identidad y orientación sexual; Vivir juntos compartiendo diferencias, que se buscar dar en conjunto con la Organización Estudiantil Diversitas para fomentar la convivencia, y Unidiversidad, para fomentar el respeto e inclusión. Estas se difunden en redes sociales y forman parte del programa PPA2. Además, añadió Radayr, se busca que estas actividades se coordinen con la participación del Consejo Estudiantil UDLAP, y otros.

LC: ¿Existe algún protocolo en caso de que alguna o algún integrante de la comunidad LGBTQ+ sufra algún tipo de violencia?

AR: Un protocolo desarrollado específicamente para la comunidad LGBTQ+, no porque lo que buscamos […] es dar una atención incluyente sin etiquetas.

Enfatizó que se quiere otorgar esta atención a todos los estudiantes de la comunidad con la misma calidad, discreción y confidencialidad. De ser necesario, añadió, se canaliza y orienta con el departamento correspondiente, con servicios médicos o según la situación lo demande.

Los estudiantes pueden solicitar servicio de asesoría psicológica acudiendo al departamento de Apoyo Estudiantil. El horario es entre las 8:30 horas y 18:00 horas, de lunes a viernes. Se debe llenar una solicitud de información, y posteriormente, de acuerdo a la disponibilidad del estudiante y asesores, se agenda su cita.

¿Heteronorma al vivir dentro de la Uni?

Después del análisis del reglamento de Colegios Residenciales, se puede llegar a una conclusión. A veces la falta de información puede afectar la lucha contra la heteronormatividad, casi tanto como el rechazo explícito. Al leer todo el reglamento, no se encontró ninguna protección hacia los estudiantes de la comunidad LGBTQ+. En realidad, no es una falta de apoyo sino una falta de reconocimiento hacia la comunidad.

En el artículo 23, específicamente en el inciso e, se encuentra la restricción de cualquier tipo de actividad sexual. Esto no discrimina la preferencia sexual o la identidad de género de los estudiantes. En sí, no se puede localizar una actitud prejuiciosa o discriminante en este inciso en particular. Lo que causa señal de alerta hacia este artículo son las medidas que toman los Colegios para asegurar la implementación de esta regla.

Bajo el título de visitas, el artículo 42 señala que “los residentes pueden tener el servicio de noche de visita hasta por tres noches consecutivas, cuando sea del mismo género para que pernocte en su habitación, independientemente de que sea residente de otro Colegio…” Lo que vale la pena señalar aquí es el completo ignoro de estas acciones no heterosexuales. Se asume que lo que cuenta como actividad sexual es lo heterosexual, lo cual direcciona el reglamento completamente hacia una heteronormatividad.

El siguiente punto a tocar en este artículo es el uso erróneo de la palabra “género”. El reglamento de Colegios Residenciales usa la palabra género como sinónimo de sexo (biológico según los miembros sexuales). Esto demuestra la falta de uso correcto de lenguaje que existe en la institución, ya que a partir de este punto, se ignora lo que hoy se conoce como la identidad de género.

Fuera de estos dos artículos, no se encuentra ninguna regla que apunte hacia esta noción de heteronormatividad que se observa en los artículos 23 y 42 del reglamento de Colegios. La última edición de este fue publicado en noviembre 2018, cuando ya la discusión sobre los derechos de LGBTQ+ estaba bien establecida.

Las cosas en Puebla y Cholula

“Creo que hay ambientes muy tensos, pues para empezar, Puebla es un estado ciudad conservadora”, dice la activista Karen Morales al abrir conversación con ella sobre el panorama LGBTQ+ en Puebla y Cholula. Aunque ella conoce más cómo está la situación en Ciudad de Puebla, ambos municipios poseen una misma cualidad: son lugares donde la autorrealización para las personas LGBTQ+ es difícil, pues existe la necesidad de esconder la identidad. Asimismo, se ha emitido, luego de un esfuerzo, la alerta de género en Puebla.

Karen menciona que el activismo feminista y LGBTQ+ ha surgido como respuesta a este ambiente, y un ejemplo de ello han sido colectivos Pro-LGBTQ+ dentro y fuera de las universidades en ambas ciudades. Aún así, el progreso ha sido limitado.

Mientras que instituciones como la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP) y la Universidad Iberoamericana (IBERO) cuentan con sus propios colectivos, la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) es una institución en donde ha costado trabajo visibilizar a la comunidad LGBTQ+. Karen menciona que se debe al conservadurismo en la UPAEP, por lo que el mayor avance que esta ha tenido, ha sido por fuera de la misma con un colectivo externo.

En contraste, Karen comentó que el ambiente en la UDLAP es más favorable: “Creo que es de los ambientes más relajados que he visto junto con la IBERO. De hecho, no me topé con nada, absolutamente nada.”. Aun así, también aclaró que ha escuchado sobre casos de discriminación en la UDLAP. Aunque esta sea un fenómeno presente dentro de varios contextos, ¿hasta qué punto la UDLAP es verdaderamente inclusiva con su estudiantado LGBTQ+?

¿Por qué tiene que ser tan difícil?

A veces no me gustaría tener que tocar este tema en su lado negativo, pero como sigue habiendo problemas asociados a él, es necesario hablar de ello y quizá no callarse hasta que la gente en verdad escuche. Hoy día, pertenecer a la comunidad LGBTQ+ muchas veces implica poner nuestra seguridad en juego al expresar nuestra identidad.

Aun contando con un espacio seguro para la comunidad LGBTQ+ dentro de la Universidad (la Organización Estudiantil Diversitas), no percibo un ambiente del todo favorable para la Comunidad. Tal vez no he sido testigo de agresiones directas, pero con gestos pequeños como miradas o saber que te critican por ser quien eres a tus espaldas, sabes que no hay aceptación completa para la comunidad LGBTQ+.

De igual forma, agarrar confianza para expresar quien eres, de por sí siendo un proceso largo, parece ser más largo hasta cierto punto. Ya sea por un miedo constante a la crítica destructiva o falta de confianza en las autoridades, el proceso de salir del clóset en el ambiente universitario parece alentarse, si no es que estancarse. Muchas veces expresar quien es uno se vuelve un viaje al corazón de las tinieblas: no sabes siquiera si vas a recibir apoyo por parte de tus compañeros.

Aun así, considero que aún hay oportunidades para mejorar. Ya bien me dijo una vez la activista Karen Morales: es cosa que el tema esté visibilizado, que las autoridades hablen de ello y promuevan respeto al tratar el tema. Hoy día, no hay que abandonar el tema porque estamos en momentos donde unidos es cuando logramos más, las diferencias nos enriquecen y ya nadie quiere vivir sintiéndose en riesgo al ser quien es.

–Ann Cervantes Trejo
antonio.cervantesto@udlap.mx
@ac_trejo21


En el ojo de los estudiantes

Recolectando más testimonios de la comunidad LGBTQ+ dentro de la Universidad, nos sentamos a charlar con Alejandra Muñozcano, integrante de la Organización Estudiantil Diversitas, dedicada a celebrar el orgullo LGBTQ+, inspirando en la comunidad una percepción positiva sobre el colectivo.

Ale habla de su día a día dentro de nuestra comunidad estudiantil; sobre su percepción del ambiente que la Universidad le brinda a estudiantes que, como ella, vive una cotidianidad que incluye estar libremente con su pareja, así como abrirse a comentar su orientación sexual con sus compañeros.

“Muchas veces la gente no está acostumbrada a estar alrededor de miembros de la comunidad” afirma, antes de explicar cómo, caminando con su pareja por el campus, las miradas curiosas de otros estudiantes no pueden faltar. Esto no le parece problema grave, pero habla de lo poco normalizadas que muchas personas todavía tienen estas situaciones dentro de su propia comunidad.

La fuerza de inclusividad más predominante en la Universidad está en manos de los estudiantes. “La verdad, cada vez que yo me abro y les digo (a sus compañeros y amigos) que soy parte de la comunidad (LGBTQ+), nunca he recibido un mal trato, al contrario” dice Alejandra.

Asimismo comentó que, en su experiencia, las actitudes positivas dentro del estudiantado sobrepasan a las negativas cada vez más. Esto es clave para el ambiente de inclusión, puesto que, sea cual sea la opinión de la parte administrativa, el día a día se vive en los salones y los pasillos antes que las oficinas.

Solo queda trabajar en la educación sobre la comunidad LGBTQ+ para que esta se vuelva un aspecto cotidiano de la comunidad, y a nadie le extrañe más ver a una pareja homosexual de la mano, que a una heterosexual.

Visto desde otra perspectiva

La heteronormatividad no es algo que solo se vive en la comunidad estudiantil, sino en toda la UDLAP. Para mostrar el otro lado de la moneda universitaria, La Catarina entrevistó al Dr. Edgar González Hernández, profesor invitado del departamento de psicología de la Universidad. Al iniciar la conversación con él, era evidente que contaba con una perspectiva no solo exterior a la Universidad, sino externa a México.

El Dr. González nos invita a no solo visualizar a la institución como una burbuja, sino cómo esta se encuentra sujeta al país. “La realidad que estamos viviendo es muy rica, muy heterogénea y eso creo que a veces da miedo, y creo que nuestro contexto mexicano […] disfruta de esta riqueza no solamente a nivel de preferencias […] pero de una heterogeneidad cultural,” comentó. También prosiguió a declarar que la sociedad mexicana le hace falta trabajar en la aceptación de lo mismo.

Una vez establecido el contexto en el que desarrollan la población mexicana y su heteronormatividad, se le preguntó cómo trataba de eliminar esta problemática durante sus clases, lo cual nos llevó a una discusión sobre las diferencias generacionales. “Tengo que confesar que tengo que hacer un sobre esfuerzo a la hora de tomar consciencia, porque lo primero que me sale son los patrones de antaño, de pensamiento; los patrones verbales que me han enseñado en esta sociedad mexicana […] Implica un esfuerzo, por lo menos para mí”. Así, comentando cómo las generaciones pasadas se pueden nutrir del pensamiento inclusivo de las novatas.

Por último, el Dr. Edgar González nos deja con una reflexión. Las actitudes de los profesores y de los estudiantes dependen una de la otra. Los docentes también son un reflejo de lo que los universitarios proyectan. Es por esto por lo que es trabajo de la generación más joven crear influencias positivas y abrir las mentes de las generaciones pasadas. “Ustedes tienen mucho que enseñarnos […] y yo a veces me siento incompetente a la hora de poder entenderlos”.

Entrevistando al CEUDLAP

La Catarina tuvo la oportunidad de hablar con Miguel Saavedra Chimal y Etienne Ricárdez, presidente y secretario del Poder Ejecutivo del Consejo Estudiantil UDLAP (CEUDLAP) respectivamente. Con respecto a los temas que involucran a la comunidad LGBTQ+, plantean que en los eventos tratan de ser más cuidadosos con la forma en la que se dicen las cosas.

Al preguntarles sobre las acciones del CEUDLAP teniendo en cuenta a la Comunidad LGBTQ+, mencionaron que han realizado dos competencias de Drag Queens. Refirieron que este ha sido el evento más concurrido y que, inclusive, un miembro del Consejo condujo el evento participando como Drag Queen, lo que consideraron haber estado “súper bien”. Así también, Saavedra señaló que, a pesar de las negativas que algunos integrantes de la comunidad estudiantil, “somos tolerantes, puedes tener el punto de vista que tú quieras. Siempre y cuando, no llegues a discriminar a ningún integrante de la comunidad, ni a ninguna otra persona”.

Por otra parte, mencionaron que no son frecuentes los casos que llegan a la Junta Académica Interna o a la Comisión Disciplinaria. En la Universidad existen mecanismos como el Comité de Ética, que se encarga de llevar los casos que incumplen con alguna de las cinco directrices del Código de Ética universitario. Estas son: libertad con responsabilidad, tolerancia y no discriminación, honestidad e integridad, solidaridad y, por último, transparencia.

En contraste con lo anterior, mencionaron que la Universidad no cuenta con un protocolo en caso de una agresión de este tipo. Sin embargo, explicaron que sí saben cómo proceden los reglamentos y estos pueden ayudar a resolver casos similares.

LC: Si yo como integrante de la comunidad recibo una agresión, ¿qué es lo que tengo que hacer?
ER: Número uno, yo creo que ser muy paciente. […] Debe proceder con conciencia y decir “ok, me estás agrediendo; no voy a caer en provocaciones. Debe de, si es posible, recabar pruebas. […] Tener testigo y venir a Desarrollo Estudiantil, presentar su caso. Le van a pedir que redacte su versión de los hechos adjuntando las pruebas que se tengan. Si no, hay cámaras a lo largo del campus y con ello se va a proceder a analizar el caso. Quien sea que emita la agresión, recibirá una sanción. (sic)

Al finalizar comentaron que, si no se sienten cómodos o no saben cómo contactar a Desarrollo Estudiantil, pueden contactar a alguno de los miembros de la Mesa Directiva o Interina de su licenciatura, ellos canalizarán el caso con el área respectiva. En caso de no contar con ninguna de estas dos, pueden hablar con su Representante de Escuela, quien los puede apoyar con estos casos.

Comodidad LGBTQ+

Sabás Colmenares, integrante de la Organización Estudiantil Diversitas nos regaló unos minutos de su tiempo para hablar de la comunidad LGBTQ+ en la Universidad de las Américas Puebla.

Haciendo hincapié en el tamaño mismo del estudiantado, Sabás menciona lo fácil que es encontrar en el campus individuos afines a las formas de pensar de prácticamente quien sea, en particular, si eres un integrante de la comunidad LGBTQ+. Esto también implica la existencia de actitudes tóxicas por parte de algunas personas, pero Sabás las cataloga como “nada de que preocuparse”.

El entrevistado afirma que la Universidad podría hacer más por procurar un ambiente inclusivo, pese a que los eventos y la aprobación de organizaciones enfocadas a la diversidad, hablan bien de la postura de la Universidad ante el colectivo LGBTQ+. Sabás percibe que se podría hacer mucho más trabajo por atender y evitar casos de hostigamiento y acoso entre los estudiantes, haciendo hincapié en temas como la discriminación.

Sabás define a la Universidad como un lugar cómodo para miembros de la comunidad LGBTQ+ cuando se le compara con otras universidades, pero esto no quita que quede mucho trabajo por hacer en temas de inclusión.

Un lenguaje para todes.
El lenguaje es lo que nos permite construir nuestra realidad; la forma en la que nos comunicamos dice mucho de quiénes somos y en qué creemos. Cuando nacemos nos presentan dos caminos ¿niño o niña? A veces me pregunto si estamos condenades a encasillarnos, estás dentro de dos opciones que no engloban las enormes posibilidades que tenemos les seres humanes.

Las palabras tienen una fuerza enorme, el cambiar una letra puede significar el mundo para alguien. Lamentablemente para algunes, no todes entran dentro de su lenguaje heteronormado que diezma las posibilidades de expresión.

Siempre escuchamos que la inclusión es vital para el fortalecimiento de las sociedades, pero nunca la vemos en funcionamiento. Cuando le explicas a los demás que no todes se identifican con los mismos pronombres, y lo importante que es el reconocimiento y respeto de esa diferencia, creen que tú eres quien complica de más las cosas.

No existe una esencia de lo que lo masculino y femenino deba ser. Si estos conceptos son construcciones sociales que nos rigen por costumbre y un ordenamiento impuesto, ¿por qué no podemos agregar nuevas formas de ser? ¿Por qué no permitimos que todes tengan un lugar en el lenguaje? La respuesta es tan obvia que tendemos a omitirla. Tendemos a olvidarnos que la persona de enfrente puede no identificarse igual que nosotres. Habemos algunes afortunades que no necesitamos una nueva forma de identificarnos, estamos cómodes con la forma en la que el mundo se refiere a nuestra persona. Esta historia no es la de todes.

Bien dicen que el lenguaje no es estático, este evoluciona junto con las necesidades comunicativas de quienes lo usamos. A diferencia de lo que algunos creen, la lucha por el lenguaje no es una cuestión menor dentro de las críticas hacia la heteronormatividad, el lenguaje nos permite identificar nuevas aristas.
Los formatos legales, escolares o médicos te piden señalar si eres hombre o mujer. La pregunta es mucho más amplia que esto. Debemos pensar que en este mundo no solo hay hombres y mujeres, dentro de la población hay personas que son transexuales, transgénero, intersexuales y queer. Hay que olvidarnos de las casillas encerradas y limitadas, dejar que los espacios en blanco permitan nuevas formas de identificarnos.

Abusamos del uso del masculino genérico. Obligamos a las personas a vivir en un mundo en el que el masculino rige la lengua, cuando, en realidad, esta debería acoplarse a nuestras necesidades comunicativas. Por esto nos extraña más el uso del lenguaje inclusivo que la ausencia de un medio comunicativo que nos incluya a todes.

Ixchel Padilla Santiago
ixchel.padillaso@udlap.mx


Una universidad de contrastes

Entablamos una charla con dos miembros de la comunidad LGBTQ+, Cons M. y JC, dentro de la Universidad. Su contraste y coincidencia de opiniones nos dice mucho sobre la forma en que prefieren formar parte de la comunidad estudiantil.

Ninguno de ambos comenta que haya percibido discriminación alguna por parte de la Universidad como institución, Cons ejemplifica mencionando el buen trato que recibió en apoyo estudiantil. Es en la cotidianidad de la convivencia entre estudiantes que quedan asperezas por limar; pues aún hay estudiantes que conservan hábitos que ven, por ejemplo, la homosexualidad, con connotaciones negativas.

Existe una percepción con respecto a la comunidad LGBTQ+ que parece ser concebida como una entidad tangible y claramente diferenciable dentro de cualquier sociedad. Esto, quizá debido a los estereotipos que ilustran a sus miembros como personas definidas absolutamente por sus preferencias. Como menciona Cons “si no conozco no se les nota a los que son gays,…, Y creo que es porque nos da mucha pena a todos”. Marcando con este comentario un terreno común entre los dos entrevistados, la visibilización no es lo que muchos suelen asumir.

Habiendo rechazado ambos la palabra “inclusión” (al implicar que el colectivo es ajeno a la sociedad y tiene que ser incluído en ella) nos comentan cómo su ideal de convivencia no radica en la celebración de la comunidad LGBTQ+, sino en una normalización que los vuelva, a ojos de todos, personas normales cuyo valor o rol dentro de la comunidad no tiene por que estar definido por sus preferencias o identidades.

Cons y JC concluyen de forma unánime que, si acaso se necesita un esfuerzo extra de atención sobre el tema, es para hacer saber a quienes dudan de sus identidades que no están solos y que hay personas compartiendo sus experiencias, dispuestos a apoyar.

Una pregunta que se mencionó en el reportaje, y que sería bueno retomar, fue “¿hasta qué punto la UDLAP es verdaderamente inclusiva con su estudiantado LGBTQ+?” Poder responder esta pregunta no es del todo fácil.

Contrastando al ambiente dentro de la Universidad con el contexto social de Puebla y Cholula, la situación parece ser alentadora, pero también dentro de la UDLAP existen problemas, especialmente con algunas relaciones entre estudiantes. Acciones que van desde miradas incómodas hasta comentarios pueden ser señal de que el ambiente aún es hostil para estudiantes LGBTQ+.

Sin embargo, las tensiones se han tratado de aliviar poco a poco. Por ejemplo, se han promovido eventos cuya base ha sido la inclusión y se busca tratar los temas relacionados con esta comunidad con el mayor cuidado posible. Pero, aun con el progreso que se ha hecho, todavía hay bastante por mejorar, pues se parte de una sociedad donde amar o expresar la identidad propia fuera de la norma es mal visto, si no es que criticado.

En varias ocasiones se ha sugerido visibilizar a la comunidad LGBTQ+. Huelga decir que visibilizar no es suficiente: se debe normalizar a sus miembros dentro del contexto social. De igual forma, se debe lograr que las autoridades hablen de este tema y lo traten con respeto, guiándose por lo que las nuevas generaciones de estudiantes puedan enseñar. A final de cuentas, la diversidad es lo que nos enriquece como comunidad universitaria y hay que trabajar para lograr que este enriquecimiento sirva para crear una mejor sociedad.

 

La Catarina

Este texto fue generado por los integrantes del taller de La Catarina durante Primavera 2019

Last modified: 10 mayo, 2019