‘Coraline’ y la otra puerta secreta

Written by | Ágora

Halloween llegó, y ese día decidí comprarme en Amazon algunas novelas. La primera que me llegó fue Coraline de Neil Gaiman, y de inmediato «me devoré» el libro. Decir que Coraline como historia es parte de la cultura de Internet se queda corto, pues la película stop motion de Henry Selick ha hecho escuelita para el terror moderno. Aun considerando eso, la novela de Neil Gaiman me sorprendió de varias formas, y para mí no es exageración decir que, tanto novela como película, son precedentes para el terror moderno.

Coraline Jones apenas se mudó al “Pink Palace” con su familia. La vida en este complejo habitacional lejos de la ciudad es poco menos emocionante para Coraline, pues su hambre de aventura e hiperactividad la llevan a querer hacer algo más que solo pasarse explorando el “Pink Palace” y su jardín. Una tarde lluviosa, mientras exploraba su apartamento, Coraline descubre una puerta en el rincón de una sala que sus padres usaban como bodega de muebles viejos. Aunque al inicio Coraline y su madre descubren que la puerta da a una pared de ladrillos, pronto Coraline se dará cuenta de que esa misma puerta lleva a un mundo paralelo donde habitan sus “Otros Padres» –versiones pálidas de sus verdaderos padres con botones por ojos, sin duda la pesadilla de la gente koumpunofóbica. Si bien este Otro Mundo parecía ser una maravilla, la Otra Madre constantemente presagia un peligro latente, del cual Coraline deberá salvarse, no sin ayudar a ciertos personajes antes.

Para no hacerla larga, entre el libro y la película hay una diferencia de tono muy marcada. Si bien en la película la inquietud está presente una vez que se empieza a llegar al clímax, con el libro no dejé de sentir esa inquietud desde el primer capítulo. Gaiman escribió de tal manera que siempre sientes que algo no cuadra por completo. Ya sea en el “Pink Palace” o en el Otro “Pink Palace”, hay una inquietud persistente en las páginas de Coraline que te deja al borde del asiento, pero te engancha a leer sin parar.

Lastimosamente, esa inquietud habría sido difícil traducir a la pantalla de plata, pues tengo fe que varios padres habrían puesto el grito en el cielo. Si bien la película de Henry Selick es tétrica por sí sola, haber sido fiel al libro era una invitación a causar traumas. Si bien el Otro “Pink Palace” es un lugar fantástico, Gaiman juega con tomar lo familiar y deformarlo para causar miedo en el Otro “Pink Palace”, por lo que las escenas tienden a ser más crudas que como Selick nos presentó. No quiero rayar en destripes, pero puedo asegurar que cuando la Otra Madre y Coraline están en el juego de búsqueda, varios de los encuentros con las versiones alternas de los habitantes del Otro “Pink Palace” rayan en lo perturbador.

Sea en película o en libro, Coraline es una obra moderna imperdible. Ya sea por querer meterse en un mundo de terror basado en lo cotidiano o apreciar a una protagonista ejemplar, Coraline es una obra para acompañar en temporadas de Halloween o varias largas noches grises de aburrimiento. Si bien la audiencia principal de Coraline es un público infantil, eso no quiere decir que grandes y chicos no la podamos disfrutar, pues el terror no tiene edad.

–Ann Cervantes Trejo,

Editora en jefe

antonio.cervantesto@udlap.mx

Last modified: 5 noviembre, 2020