El tiempo que te di…

Written by | Lado Alterno

De niña solía creer en los cuentos de hadas; en que yo era una princesa, justo como las de Disney, que esperaba a que llegara su príncipe azul y la rescatara del dragón.

Qué difícil es crecer con este concepto del amor, en el que todo lo pintan como una utopía perfecta en la que más de uno querría vivir. Pasas tu vida creyendo que debes ser tratada como princesa, que la pareja perfecta es real y que el felices para siempre” existe. Qué cruel fue Disney al dejarnos pensarlo, ¿no?

El dolor de una ruptura es inevitable, así como el duelo y las heridas que deja esta. Qué duro es querer que el mundo deje de girar, y entiendes ese minuto en Luna Nueva en el que Isabella Swan” sentía que su mundo se detenía porque su otra mitad ya no estaba, y por un minuto te compadeces porque sientes estar en su lugar.

Pero, ¿qué haces? Esto no venía en La Cenicienta, La Bella y la Bestia, La Sirenita o La Bella Durmiente. No, te trajeron un mundo lleno de color en donde siempre habría un amor correspondido, pero olvidaron integrar el manual de rupturas básicas en la trama.

Llegué a cierta edad normalizando la idea de un amor romántico y justificándolo con un amor a la antigua”, cuando la realidad es que solo me creé mi propio mundo de sueños, en el que era cómodo vivir ahí hasta que tuve que despertar.

Después de una relación de varios años, tuve mi primera caída fuerte, en el que puedo decir que toqué fondo y terminé llorando a las 3 de la mañana, rogándole a Dios por una respuesta. Y uno de entre todos los ángeles que ha puesto en mi vida me la dio al mencionar estas palabras: “El tiempo que te doy”.

Corrí a buscarlo en Netflix, y terminé topándome con una serie de tan solo 10 capítulos de menos de 20 minutos cada uno, que me hizo entender que en una relación no hay bueno ni malo. No hay un culpable, simplemente son seres humanos en constante cambio. en donde no siempre se tiene que vivir y desvivir por el felices para siempre” que te prometieron. Donde aprendí que el amor propio es un viaje largo y doloroso pero que vale todo el esfuerzo del mundo, en el que siempre se puede empezar de cero las veces que necesites.

Nadie dijo que sería fácil. Me atrevería a modificar la canasta básica de Odin Dupeyron a: huevos, leche, terapia y amigos, que en combinación perfecta dan como resultado un proceso más llevadero que te invita a encontrar tu propio camino y forma de volver a brillar. Y no hay una manera errónea, todas son válidas. Quién sabe, tal vez, solo tal vez, tu mejor versión congenie con la de otro ser humano listo para compartir contigo un pedacito o toda su vida, pero hasta entonces, solo necesitas ir pensando cada día un minuto más en el presente y uno menos en el pasado.

Frida Quiñones Escobedo
Jefa de Web y Diseño
frida.quinoneseo@udlap.mx

Last modified: 24 noviembre, 2021