“No me hables de usted”, es lo primero que nos pide Daniel Moreno, director del portal de noticias Animal Político, mientras enciende un cigarro.. Después de su plática en el Coloquio internacional sobre impunidad e injusticia, nos refugiamos en el área de fumadores del rodeo, detrás del edificio de Hacienda. En este rincón, lejos del murmullo de los estudiantes, solo estamos nosotros y dos integrantes del staff, encargados de ayudarle a cargar sus cosas durante el evento. Lo segundo que Daniel nos pide es explayarnos lo suficiente para servir de excusa y ayudarlo a eludir otro compromiso.
“Siempre tuve la suerte de trabajar en política”, recuerda. “No me tocó esta historia de los periodistas que empiezan como auxiliares y después cubren fuentes de ciudad o de policía. Nunca tuve que hacer eso, tuve la oportunidad de entrar a reportear política desde el primer momento”.
Cuando terminó de estudiar la preparatoria Moreno ya trabajaba y había dejado de vivir con su familia. Se inscribió a la licenciatura de Estudios Latinoamericanos en la UNAM pero la dejó pronto para dedicarse a trabajar. Así, en 1989 , encontró su entrada al mundo del periodismo en el periódico unomásuno. Tenía 24 años.
El día de hoy, reconoce, sería muy difícil para alguien como él tener éxito sin estudios sobre periodismo y solo un año de carrera. “Hoy compites con mucha más gente que sí tiene estudios universitarios, que tiene otro nivel de especialización. Ni de lejos recomendaría yo que ese fuera el camino. Yo tuve suerte pero no más que eso.”
Después de unomásuno, Daniel entró a El Economista donde inauguró la sección de política. Un año más tarde, tocó El Financiero “en una etapa en donde era el periódico más importante de México. Ahí tuve la suerte de trabajar con los periodistas más importantes en ese momento. Ahí era articulista Granados Chapa, ahí escribía Raymundo Riva Palacio, ahí escribía Carlos Ramírez, Rossana Fuentes Berain; los periodistas más importantes de aquellos años noventa”.
Moreno siguió en El Financiero hasta el nacimiento del periódico Reforma. Ahí trabajó como reportero y como Coordinador de Información Política. Después de pasar “siete años muy a gusto” en Reforma, salió buscando un crecimiento salarial y profesional.
Su siguiente destino fue la agencia de noticias Notimex, a la que entró en el año 2000 como subdirector, con la intención de convertirla en una agencia de información del Estado. Sin embargo, el recién instalado gobierno de Vicente Fox “no tenía idea de lo que era Notimex, de lo que era una agencia, y mucho menos de lo que era el periodismo”, por lo que resultaba imposible convencerles del proyecto. Mientras tanto, Moreno se encontraba ahogado en el trabajo burocrático: “te pasas la mitad del tiempo firmando papeles, revisando contraloría, lidiando con el sindicato. Estuve tres meses ahí y salí corriendo”.
Así, corriendo, llegó a la Revista Cambio, proyecto de Editorial Televisa y Gabriel García Márquez, jefe del que Daniel presume con gusto mientras enciende un segundo cigarro. “La verdad era un personaje espectacular. Todo lo bueno que uno puede hablar de él es a b s o l u t a m e n t e cierto,” dice mientras recuerda a García Márquez entrando a su oficina a revisar sus notas. Conserva el primer número de la revista con anotaciones del escritor, “desde la portada hasta la última página”.
«Me he movido en casi todos los medios que te imaginas».
Más tarde entró a El Universal como subdirector, como parte de una iniciativa del Grupo Prisa para reformar el periódico, pero se encontró con dificultades. “Hacer periodismo en El Universal es muy complicado, es un periódico que tiene un dueño que es profundamente priista. Es un hombre con mucho control en el periódico”. Duró ahí menos de siete meses.
Su siguiente paso fue Milenio, también como subdirector, donde trabajó con Carlos Marín por cuatro años antes de entrar como director de Excélsior.
A Excélsior ingresó en la que él describe como una etapa de cambio. “El periódico estaba prácticamente muerto, entonces lo adquiere Grupo Imagen y me invitan a contratar a todo el equipo nuevo, a rehacerlo gráficamente, a hacerlo editorialmente, a hacer todo el cambio que hubo en el 2006.”
Entró con la ilusión de rehacer el diario que dirigiera el escritor Julio Scherer en los setentas. “Yo recuerdo haberme reunido con muchos exintegrantes del Excélsior de Scherer para preguntarles lo que había sido trabajar [ahí]. Entonces, para mí fue en ese sentido una gran oportunidad.” Sin embargo, el proyecto pronto cambió de dirección y el periódico se volvió demasiado cercano al gobierno para su gusto. A los nueve meses, Moreno lo dejó.
El siguiente cambio en su carrera fue aún más radical. Después de trabajar en periódicos desde los 24 años, entró como director de W Radio. Ahí llegó a trabajar con comunicadores de la talla de Carmen Aristegui y Carlos Loret de Mola.
Sin embargo, Moreno se encontró con el reto de adaptarse a un modelo de periodismo distinto al que él se había acostumbrado toda su vida. “Los periódicos y medios impresos dependen del reportero; en la radio, de los conductores. En la radio lo que funciona es que un entrevistador sea bueno o malo, que tenga ritmo, que le caiga bien a la gente. Son criterios distintos,” comenta. Como ejemplo pone a Carmen Aristegui, a quien llama una gran comunicadora y entrevistadora, pero a quien no califica como periodista.
En la radio, Daniel se encuentra con que la mayor relevancia recae en las declaraciones recolectadas o hechas al aire. Esto difiere de su manera de entender el periodismo. “Yo lo entiendo como un trabajo horizontal, como un trabajo colectivo, como un trabajo donde las declaraciones son, o deben ser, lo secundario y lo principal debe ser la investigación”.
«El lector joven promedio ya no ve las portadas de los periódicos».
Mientras ejercía como director de W Radio lo contactaron dos empresarios colombianos: Isaac Lee y Daniel Eilemberg. Ambos eran dueños de revistas estadounidenses que habían vendido recientemente sus empresas y contaban con capital para invertir. En México, veían un mercado de medios digitales sin explotar. “Estamos hablando de hace casi seis años. En ese entonces, estamos hablando de 35 millones de usuarios de internet. Hoy hay 55 millones”.
El atractivo de la oferta de Lee y Eilemberg, sin embargo, no residía únicamente en el mercado sin explotar sino en la libertad que prometían. Ambos planeaban regresar a Estados Unidos, donde tenían sus propios negocios, y no tenían interés alguno en la política mexicana. Le prometieron a Moreno “un margen de libertad absoluta”. Así nació Animal Político.
“Hasta la fecha puedo decir que Animal Político no ha dejado de publicar ninguna nota que considere que se debe publicar. La única razón por la que nosotros no publicamos es porque la nota no esté lo suficientemente verificada. Creo que ha sido el activo más importante de Animal Político”.
Una vez asegurada esta libertad, Moreno se enfrentó otro gran cambio al comenzar una publicación digital. Los medios tradicionales, “están diseñados para que los lea la clase política. A los periodistas les encanta que los políticos los conozcan. Hace seis años, a la clase política los medios digitales le importaban un absoluto cacahuate”. Quien importaba en este nuevo medio, aprendió Moreno, eran los lectores y lo que querían leer.
También se encontró con un cambio generacional. “En un periódico te lee la gente mayor de 50; en un medio digital, menor de 50. Los dos grupos de edades más grandes de Animal Político son de 25 a 30 y 18 a 24 años. Es decir, Animal Político vive fundamentalmente de los lectores menores de 30 años.”
Para este nuevo público, el medio tuvo que adaptar su lenguaje, sus temas y el tratamiento de estos. Además, aprendieron a utilizar las redes sociales para difundir su contenido. “Hoy, el lector joven promedio ya no ve las portadas de los periódicos, lo que hacen es irse directamente a las notas.
Han vuelto a Twitter y a Facebook sus páginas portadas de medios.” Las redes sociales también ayudan a obtener retroalimentación por parte de los lectores.
“El periodismo tradicional establece un monólogo con sus suscriptores. El periodismo digital tiene que establecer un diálogo con sus consumidores”.
En este nuevo rango de edades, Moreno se encontró con un público mucho más activo al que estaba acostumbrado. A los jóvenes los describe como una audiencia más exigente pero más distraída. “Además, es un público más acostumbrado a hacer algo con la información. Los jóvenes tienen cada vez más un papel activo de hacer cosas […], de tomar decisiones, de organizar grupos, de fundar organizaciones”.
A esta nueva generación le tocará construir el futuro del periodismo, el cual Moreno ve claro en los medios digitales. En su opinión, el periodismo debe adaptarse a estas nuevas herramientas para sobrevivir. “No puedes repetir el periodismo tradicional ni asumir que el periodismo digital es sólo usar internet. Nosotros somos los que nos tenemos que adaptar, no al revés”.
Como parte de esta estrategia para adaptarse a los tiempos, Animal Político implementó un sistema que no se apoya en entrevistas o declaraciones, sino en los hechos que a los jóvenes les interesa consumir. “El periodismo como se enseña normalmente termina siendo muy pobre,” se lamenta, “te enseñan a encender una grabadora y ya.” Los datos, para Moreno, son una parte fundamental del periodismo. “Creo que es mucho más importante que tengan clases de Excel que de periodismo narrativo. Necesitan aprender herramientas”.
«El periodismo sirve. El periodismo importa».
Más que nada, sin embargo, Moreno quiere que los jóvenes sepan que “el periodismo sirve. El periodismo importa. El periodismo se tiene que ejercer siempre recordando que sólo se sostiene en dos patas: el oficio y la ética.” En medida que los jóvenes recuerden esto, “que el periodismo es un servicio para el público y no que el periodismo es el que te sirve a ti, en esa medida creo que podemos hacer algo que valga la pena”.
Fotografía: Rafael Quiroz
Animal Político Daniel Moreno periodirmo
Last modified: 31 octubre, 2016