Día Mundial del Teatro: El Presente

Written by | Opinión

El Día Mundial del Teatro se celebró por primera vez en 1961, y fue adjudicado al calendario por el Instituto Internacional del Teatro (ITI). El primer discurso proclamado por este día lo pronunció Jean Cocteau (dramaturgo y cineasta francés) en 1962, y durante el transcurso de los años, nombres tan ilustres como Cocteau, Arthur Miller, Laurence Olivier, Pablo Neruda, John Malkovich, Dario Fo o Sabina Berman han expresado un mensaje para el mundo sobre lo que el teatro significa o ha significado en sus vidas, todo lo que aprendieron y vivieron dentro del teatro.

Este día fue creado con la finalidad de festejar y promover el teatro. Compañías, centros e instituciones de todo el mundo se organizan para programar en cartelera espectáculos de todos géneros y clasificaciones. La finalidad es esa: celebrar el trabajo y hacerlo llegar a más gente.

Este año, uno de los directores más destacados de la escena cubana y actual presidente del ITI, Carlos Celdrán, pronunció el esperado discurso. Se centró en la materia primigenia del teatro, eso que le da vida, que es su cualidad más sagrada y necesaria: el presente. Una vida en el teatro le ha enseñado que este no es más que el momento en el cual los actores se reúnen en el espacio de ensayo en el aula, o en la escena, con el espectador atento a las palabras y gestos irrepetibles del actor o actriz que está viendo. El teatro no es más que estar ahí, sin importar de qué lado del escenario se esté. El teatro es estar presente.

Pienso en mi vida y en mi experiencia dentro de este arte. Lo he comentado muchas veces con amigos míos, y les he dicho que cuando se escoge una carrera, no es solo escoger algo qué estudiar o de qué trabajar, también se elige un estilo de vida, y el teatro, más que otra cosa, me ha dejado vivir todos los días en el presente, lo efímero de las cosas.

Desde secundaria sufrí ataques de ansiedad que me llevaron a estar hospitalizada un par de veces. Mi cabeza siempre ha ido más rápido que yo. Antes pensaba mucho las cosas, lo quería controlar todo. Vivía haciendo planes a futuro, con los minutos, horas, días, semanas, meses y años contados y calculados por adelantado. Vivía en el futuro. Pero también, llegaba a sufrir episodios muy fuertes de melancolía, de añoranza, quién sabe porqué o por quién, así que también vivía en el pasado. Estos años en los que he vivido por y para el teatro, me han dejado que la vida cambia constantemente. Que es imposible controlar. Que no se puede planear un resultado. Que hay que tomar la vida como venga. Todo es efímero, se desvanecerá en algún momento. Nada es reproducible. Hay que aprender a vivir con lo que se tiene aquí y ahora. Todo esto es estar presente: vivir, soltar, dejar que las cosas pasen.

Carlos Celdrán habla de lo irrepetible de una función, de los gestos de un actor que no pueden ser iguales dos veces, de las enseñanzas de sus maestros, tanto en el aula como en el teatro, que jamás podrán reproducirse, de la palidez de la documentación tanto en la pedagogía como en la práctica del teatro, de lo no perdurable. Por eso el teatro no puede morir, porque habla del presente, de la oportunidad que tomas o dejas, ¿no es esto algo hermoso? ¿no estamos ahora en un tiempo donde los humanos, más que nunca, necesitamos estar presentes, dejar de sobre explotar nuestra mente y nuestro cuerpo, dejar a un lado las exigencias capitalistas del entorno, y estar presentes, vivir plenamente durante un espacio de tiempo? El teatro nos necesita, y nosotros necesitamos al teatro.

Por último, quisiera decir que desde que comencé a soñar con el teatro, mi mayor anhelo era poder trabajar y compartir mi arte con un público y compañeros en este día tan especial. No hay nada que me haga sentir más plena que estar en un escenario reunida con un grupo de seres humanos para compartir. Afortunadamente, ese sueño se está cumpliendo. El año pasado lo hice con una obra que escribí y dirigí. Este me toca ser actriz. Solo puedo estar agradecida y feliz con la vida por vivir en el presente, este presente. Por encontrar la belleza en lo mutable, en lo irrepetible, por vivir mi vida en el teatro.

 

Guly Miller

judith.roldanco@udlap.mx

Last modified: 29 octubre, 2019