DIPLOMACIA EN TIEMPOS DE GAZA

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“La oscuridad no puede deshacer la oscuridad, únicamente la luz puede hacerlo. El odio no puede deshacer el odio, únicamente el amor puede hacerlo”: Martin Luther King, Jr.

Reflexionando sobre la más reciente crisis en la Franja de Gaza, esta frase hizo preguntarme ¿puede haber diplomacia cuando las palabras “genocidio”, “asesinato”, “robo”, y “ocupación ilegal” forman parte del discurso?, ¿es posible alcanzar acuerdos de paz de manera unilateral?

Israel ha ejercido su derecho de legítima defensa de forma desmedida. Mientras que el Derecho Internacional Humanitario (DIH) establece que en cualquier conflicto armado las partes combatientes deben evitar a toda costa las bajas civiles, en la Carta de Naciones Unidas, el derecho de legítima defensa establece que debe regirse por el principio de proporcionalidad, es decir, que la magnitud de la respuesta no puede ser mayor que la de la agresión originaria.

Niños asesinados en la playa bajo circunstancias confusas, el ataque a escuelas de Naciones Unidas que servían como refugio para civiles, y la muerte de más de mil 800 personas —de las cuales el 75 por ciento eran no combatientes- exhiben la desproporcionalidad con la que se ha conducido Israel en su misión de neutralizar la red de túneles que Hamas ha utilizado para infiltrarse en su territorio.

Sin embargo, ante una crisis como la suscitada, es más importante enfocarse en la solución y evitar enfrascarse en el origen y demás cuestiones adyacentes que obstaculizan el diálogo.

Es verdad que los actos de Israel son desproporcionados, como también es verdad que Hamas se oculta detrás de la población civil para buscar la “aniquilación del estado de Israel”, objetivo consignado en su carta fundacional; es verdad que no existe justificación para la muerte de personas inocentes, así como tampoco lo es la existencia de una red de túneles que permiten el acceso clandestino hacia Israel, implicando con esto una amenaza que no puede ser ignorada.

El intercambio de acusaciones puede continuar indefinidamente, pero lo innegable es que mientras exista odio y violencia en el debate, será imposible un resultado pacífico, pues odio engendra odio. Se debe retomar la diplomacia y la conformación de acuerdos. La paz no se impone unilateralmente, sino que se alcanza por consenso mutuo.

En otros temas, además de desear a todos un excelente inicio de semestre, refrendo mi compromiso de entregar cada semana una opinión crítica e informada sobre temas de actualidad. ¿Un consejo para este semestre? No tengan miedo de apasionarse, porque este mundo no se va a cambiar solo.

RUBÉN ALVAREZ ESCOBAR BALCÁZAR

ruben.alvarezer@udlap.mx

Last modified: 27 agosto, 2014