Sin optimismo, ¿los humanos somos buenos o malos?

Written by | Opinión

El agitador

Es tiempo de salir del paradigma filosófico en cuanto al hombre, con respecto a si es bueno por naturaleza o si es malo, “el hombre es el lobo del hombre” según Hobbes.

Sin optimismo, si el hombre fuera bueno por naturaleza entonces el mundo sería diferente, no habría tanta desigualdad, clasismo, pobreza y otros males que nos caracterizan. Por otra parte, si el hombre fuera malo por naturaleza, entonces, el mundo no estaría tan bien en diversos aspectos, como en la lucha constante por un mejor futuro, en la búsqueda de prosperidad o en la buena voluntad de muchas personas.

El hombre, mejor dicho, el humano, no es bueno ni malo por naturaleza, es las dos cosas; la pregunta es, ¿cómo entender la naturaleza buena o mala del humano?

Creo que la respuesta tiene que ver con cómo se influye al humano; la religión, los diversos sistemas donde es incluido, la sociedad en donde viven, los medios de comunicación, su historia, la familia, el arte, sólo son algunos factores que influyen el actuar de la gente.

Sin optimismo, mucha gente actúa sin darse cuenta de que está siendo influenciada; deciden creer a todas las fuerzas que existen a su alrededor sin cuestionar éticamente que tan buenas o malas pueden ser sus ideas y le dan sentido a su vida respecto a ellas. Por otra parte, hay algunos que cuestionan las realidades que se les plantean, no es suficiente lo que encuentran y deciden construir nuevas realidades, entienden que nada es estático e inamovible, por lo cual, todo se puede cambiar.

¿Cuánta gente piensa que el humano es estático e inamovible? Las personas que así lo piensan viven errando por el mundo. Su falta de comprensión y visión no significa que sean malos por naturaleza, sólo desconocen la historia, cuando algo está mal dicen: “así es la vida, mi chavo”, cuando así no es la vida, sólo es ignorancia.

Sin optimismo, el humano no es bueno ni malo por naturaleza, va evolucionando lentamente, cambiando su realidad y construyendo su historia. Por ejemplo, en el siglo XVII no se reconocía a la niñez, todos se consideraban adultos con capacidad productiva. A principios del siglo XVIII no se aceptaba que todos los hombres somos iguales y libres, por lo cual, empezaron revoluciones por los derechos humanos. Apenas en el siglo XIX Darwin desarrollaba la teoría de la evolución que rompía con el paradigma religioso. Para el siglo XX las mujeres reivindicaban sus derechos como ciudadanas, poniendo en evidencia el sexismo de nuestras relaciones, definitivamente estamos cambiando.

Ni buenos ni malos, cambiantes, sin optimismo.

Alan Betancourt Torres

alan.betancourtts@udlap.mx

Last modified: 3 febrero, 2014