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Written by | Ágora, Story Teller

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“… la ciudad del cuzco, que en lengua particular de los incas quiere decir ombligo de la tierra: llamáronla con buena semejanza ombligo porque todo el Perú es largo y angosto como un cuerpo humano, y aquella ciudad está casi en medio”

El merodeo por las avenidas del pasado es una actividad valerosa, toda vez que se realiza sin ambición allende a la mera intención de descorchar las falsedades macarras que nos hubieran dicho. Y sin embargo, por más esfuerzo procurado, la historia será perpetuamente una materia injusta; porque quien la escribió posee dentro de la mente, innatamente la necesidad de decir “mi victoria y yo”. Incluso el más honesto imparcial quien desafortunadamente ha recopilado una predisposición a creer en determinadas cosas, al analizar la historia y creyendo hallar una verdad no debería aspirar a más que decir “yo he querido comprender de esta manera”. Tantas verdades se ocultan en el tiempo y nuestras vidas tan cortas para volverles asequibles, puramente.

Garcilaso de la Vega busca a través de su narrativa melodiosa desembocar nuestra imaginación en una de las civilizaciones más fascinantes que diera la tierra americana: La Inca. Con la finalidad de hacerle comprender a los europeos contemporáneos a él que los nativos del virreinato del Perú no eran viles criaturas sino que eran por el contrario mesurables con los romanos y griegos, el autor logra mediante un escrito vívido y emocional proporcionarnos conocimiento de primera y segunda mano del antiguo imperio que cayera apenas ocho años antes de su nacimiento. “El inca”, de madre indígena y padre español, ve en su obra la oportunidad de rescatar su identidad atrapada entre dos mundos, al tiempo que salva el honor de los conquistados plasmando en papel sus experiencias respecto al mundo que fuera recién derrumbado, pero cuyas frescas ruinas pudo conocer. Así, el texto ofrece al amoroso de la historia una oportunidad de descubrir cómo era la vida de una cultura suprema, desarrollada sin escritura y que en tan poco tiempo alcanzó tal influencia que aún en nuestros días persiste en Sudamérica.

Marco Árcega Corona 

 

Last modified: 6 febrero, 2016