Nueve años: un chiste que a nadie hace gracia

Written by | Opinión

Originalmente no iba a escribir sobre esto esta semana, pero una cosa llevó a la otra y heme aquí. El jueves 27 me enteré de lo que podría ser uno de los mayores fallos en el sistema legal: Javier Duarte de Ochoa, exgobernador de Veracruz, conocido por desviar fondos del erario público de Veracruz, recibió una pena de nueve años de prisión por asociación delictuosa y lavado de dinero. ¡¿Nueve años?! ¡Nueve años no es siquiera un chiste! Es una falta de respeto y una muestra de cinismo brutal.

Después de que en 2016 nos enteramos del desfalco que este hombre hizo, no es exageración decir que todo México lo quería tras las rejas de por vida. Pero, sorpresa, el señor huyó tan pronto tuvo la oportunidad. De ahí todos conocemos la historia: es hallado en Guatemala, extraditado a México bajo la condición de que no se le imputen más cargos y es encerrado por año y medio esperando sentencia. Luego pasa lo del jueves: no sólo Duarte recibe una sentencia bastante baja, sino que existe la posibilidad de que salga antes “por buena conducta” y pagando una multa de 58 mil pesos. ¿A dónde ha llegado el sistema legal mexicano? Y no estoy hablando sólo de este insulto de condena.

Duarte se enriqueció a expensas del pueblo que confió en él, recurrió al desvío de recursos y falta de transparencia en el presupuesto. Pero no fue sólo un ladrón, también se quiere pedir al Tribunal de La Haya que se le reconozca como criminal contra la humanidad al haber permitido que niños con cáncer recibieran quimioterapias falsas durante su administración.

Ver que el exmandatario ha sido condenado sólo por uno de los cargos imputados en su contra es indignante, y refleja la poca eficacia del sistema mexicano para prevenir y combatir situaciones como esta. A nuestro sistema legal le está tomando bastante actuar, pues desde que Miguel Ángel Yunes Linares denunció a Duarte, parece que se ha hecho lo posible por dejarlo escapar. Digo, pudo reformar la ley anti-corrupción de Veracruz, pedir licencia, desaparecer misteriosamente…

Todo el proceso legal contra Duarte ha estado lleno de fallas. Esto exhibe que en México la justicia no es ciega y que aquellos que puedan evitarán la ley. Si llegase a recibir condenas bajas o exoneración por los dos cargos que faltan ser evaluados, sería la cereza en este pastel de corrupción e ilegalidad. Duarte debería ser juzgado con todo el peso de la ley, y no solo por robar, sino también por querer evadir a la misma.

 

Ann Cervantes Trejo

antonio.cervantesto@udlap.mx

 

Last modified: 1 octubre, 2018