Historia Azteca: ¿Quién fue Morris “Moe” Williams? I Parte

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El estadounidense tuvo una vida agitada antes de llegar a México

La UDLAP debe mucho a personas que trabajaron duro para poder construir lo que es hoy en día. Entre ellos podemos destacar a Morris “Moe” Williams, parte vital de la historia deportiva de la universidad.

Nació el 31 de julio de 1923 en la ciudad estadounidense de Greensboro, en Carolina del Norte. En esa época era muy común que los padres afroamericanos dieran en adopción a sus hijos cuando no tenían los recursos para mantenerlos, por lo que a las tres semanas Williams ya tenía una nueva familia que lo criaría.

El apoyo de su madre, tíos y abuela fueron vitales en una época en la que la segregación aún existía. Muchos servicios estaban separados entre la comunidad afroamericana y el resto de la población. El racismo era también muy fuerte, especialmente en un estado sureño como Carolina del Norte. Fuertemente religioso, el joven Williams afirmaba que era cuestión de acostumbrarse y de tratar de salir adelante con lo que a cada quién le tocaba vivir. En su juventud también experimentó la pérdida de seres queridos en un par de ocasiones.

Greensboro era y sigue siendo un punto de encuentro entre varias universidades, era de especial interés los deportes colegiales. Fue así como, a pesar de su corta estatura en ese entonces, buscó integrarse al equipo de basquetbol de la primaria Washington. Al principio sólo se le permitió ayudar cargando sus maletas, pero una tarde de invierno sólo se pudieron presentar cuatro jugadores. El joven Williams, que siempre llegaba desde temprano a cumplir su labor, fue llamado al equipo. Ganaron el partido, y desde entonces se hizo miembro permanente del grupo. Ese día confirmó un rumor. En las gradas, una joven lo observaba. Era su hermana.

Su encuentro con Marion Thacker le permitió resolver uno de los misterios que le aquejaban desde que era niño. Resultaba que ambos eran hijos de un padre caucásico y una madre afroamericana, y para protegerlos de una mayor discriminación, fueron dados en adopción a dos familias distintas.

Académicamente, el joven Williams siempre destacó, llegando a competir en varias ocasiones por los premios. Sumado al éxito deportivo que fue alcanzando tras unirse a la preparatoria Dudley y sus exitosos equipos de basquetbol y futbol americano, hicieron de Williams un joven conocido en la ciudad. En el primero jugaba mayormente como defensa. En el segundo, de guardia y de apoyador. Al término de su tercer año de bachillerato fue elegido “Rey de los deportes”, otorgado al atleta afroamericano más popular de la ciudad. Además de las ventajas sociales que esto traía, a Williams le encantaba la posibilidad de viajar y conocer otros lugares gracias a las competencias deportivas.

La Segunda Guerra Mundial estallaba en Europa. La capital estadounidense se estaba vaciando debido a quienes iban a trabajar en la guerra, y fue justamente en Washington D.C. donde Williams decidió probar suerte para continuar con su carrera. Sus planes eran disfrutar de su éxito social, de la menor segregación que existía en el norte del país, y de la disponibilidad de trabajos para ahorrar y poder pagarse una carrera universitaria. Pero su éxito le duró muy poco, siendo reclutado para el ejército un año después de su llegada.

Las divisiones raciales desaparecieron en el ejército. Todos los presentes tenían un enemigo en común. Williams fue adiestrado como administrativo debido a su excelente capacidad de aprendizaje. Estuvo presente en dos grandes batallas de la Segunda Guerra Mundial. La primera en la isla Leyte de Filipinas. La segunda en Okinawa, en el corazón del Imperio japonés. En ambas él llevaba el registro de las bajas y se encargaba del entierro de los cuerpos, presenciando así a varios compatriotas suyos asesinados. Al término de la guerra su unidad fue llevada a la ocupación de Corea, pero él juntó suficientes puntos para poder regresar a los Estados Unidos.

De regreso a Washington D.C. se inscribió en la Universidad Howard, exclusiva para afroamericanos. Pero las cosas no le gustaban. Era discriminado por las mismas personas que él había defendido en la guerra. Otro veterano le contó de un lugar al sur donde la gente era amable con cualquier persona sin importar su color de piel.
En otoño de 1947, Morris Williams viajaba rumbo al Mexico City College.

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Arturo Morales

roberto.moralescz@udlap.mx

Last modified: 9 marzo, 2014