La Catarina Mártir

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En el año 2000, en este campus y con la idea de generar un laboratorio de prácticas para quienes quisieran aprender sobre la práctica periodística, surgió La Catarina, el periódico estudiantil de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP).

En sus inicios, La Catarina se dio la tarea de llevar registro y tomar nota de lo que sucediese en el microcosmos de la Universidad y de ser un espacio abierto a la crítica, el debate y la reflexión. Sin embargo, durante la rectoría del Dr. Pedro Ángel Palou García, en 2007, a la par de despidos injustificados y desfalcos, el periódico fue censurado: vio su oficina cerrarse sin razón y, meses después, vio a su equipo de trabajo reestructurado casi por completo.

Diez años después, nos dimos a la tarea de investigar sobre lo sucedido, a entrevistar a los involucrados, en aras de tener un archivo propio que documente lo acontecido.

Eclosión:

La Catarina surge por un gusto de tener un laboratorio de prácticas en la carrera de Comunicación”, relata Carlos Martínez Domínguez, Queki, cofundador de La Catarina. “En una primavera, un grupo de los que éramos la mesa [directiva] llevamos una clase con Pepis (Dra. Josefina Buxadé), y ahí hicimos un pequeño proyecto de cómo sería un periódico estudiantil”.

Este mismo equipo, en el verano de 1999, tomó una clase de diseño editorial, en la que hicieron el diseño de un periódico estudiantil. Después de eso, comenta Carlos, “todo ese primer semestre de otoño fue estar gestionando permisos y preparar algún documento, diciendo qué es lo que queríamos lograr con la publicación”.

“La gran preocupación de la Universidad en ese entonces era quién se iba a encargar de dar continuidad al proyecto, pues si sale la mesa o los estudiantes, ¿quién se iba a encargar? Y un día, en una junta ahí de la Mesa Directiva con el departamento, se planteó esta situación y Pepis se ofreció como esa continuadora de la línea”, declara Carlos Martínez. En 2007, el profesor asesor sería el Dr. Antoni Castells.

La Dra. Claudia Magallanes Blanco, entonces profesora del departamento de Ciencias de la Comunicación, que recién regresaba de estudiar su maestría en la Texas Christian University (TCU), que durante años fue escuela hermana de la Universidad, les habló de Daily Skiff, el periódico estudiantil de TCU. Se coordinó un viaje para que Carlos Martínez, Siria Gastelum (la primera editora en jefe del periódico) y Josefina Buxadé conocieran el estilo de redacción y forma de trabajo del Skiff. En dicho modelo de publicación se inspiró La Catarina.

De ahí, cuenta Magallanes Blanco, “se desarrolló el modelo de cómo funcionaría el periódico dentro de la UDLAP, para que fuera realmente un proyecto académico, pero que fuera independiente; un proyecto de estudiantes, pero con un acompañamiento, que realmente se manejara como un ejercicio periodístico de la vida real”.

“Yo me involucré junto con ellos en las entrevistas de las personas que querían sumarse a arrancar el proyecto”, comenta la catedrática. “Fue muy serio desde el principio: no era como ‘necesitamos gente que quiera’, sino, necesitamos gente, pero necesitamos gente con cierto perfil. Finalmente, creo que entrevisté 10, 12 personas, todos entrevistamos a varias personas y finalmente fue que elegimos entre todos al staff ideal para comenzar a trabajar con La Catarina”.

Sobre la línea editorial con la que nacería el periódico, Carlos Martínez confiesa que “fue medio intuida por todos. Había que ver el contexto un poquito: venía Fox, obviamente a romper una hegemonía de tantos años del priísmo, el ambiente del país se respiraba libertad de expresión. Creo que la línea editorial era más bien cómo ser más transparentes en la Universidad”.

“Así nació, y hubo cosas bien padres, porque Pepis, a los que entraban de reporteros, les daba dos talleres los sábados, al principio de semestre, sobre cómo escribir un texto periodístico y tuvo un tema de capacitación muy fuerte al principio”, comentó Queki. Así, el miércoles 1 de marzo de 2000, La Catarina circuló por primera vez en el campus.

 

Cambio de ambientes

La Catarina nace en una Universidad con una rectoría que acumulaba 15 años. Durante la administración del Dr. Enrique Cárdenas Sánchez, la Universidad alcanzó una estabilidad importante. Sin embargo, esta estabilidad tiene ciertas particularidades, en parte derivadas de una relación muy estrecha con Manuel Espinosa Yglesias y la fundación Amparo.

Cuenta Magallanes Blanco que “es una estabilidad, no me atrevo a decir artificial, pero no se me ocurre otra palabra. A qué voy con esto: si los números no cuadraban, Don Manuel Espinosa Yglesias sacaba dinero, decía ‘aquí está la lana’ y se cuadraban. Entonces, la Universidad no necesitaba mantener ese equilibrio, que por ejemplo hoy tiene con Derbez, que es propio, que no hay un mecenas y si algo no cuadra, ahí está la bolsa de dinero”.

Manuel Espinosa fallece y Cárdenas Sánchez decide dejar la Universidad. La elegida para tomar la batuta es la Dra. Nora Claudia Lustig Tenenbaum. “Ahí empieza a cambiar la Universidad”, asevera Claudia Magallanes. “Primera parte, ya no estaba el mecenas que cuando las cosas no cuadraban las hacía cuadrar. Entonces a Nora le tocan tiempos turbulentos, por un lado. Por otro lado, los Jenkins metidos hasta el fondo cuando nunca se habían metido y Don Manuel no se metía. Entonces, ser una rectora con el Consejo ahí encima de ti, tampoco es fácil”.

A pesar de cosechar méritos, Nora Lustig tuvo baches durante su paso por la UDLAP. Sucesos como un desencuentro con La Catarina, la intención de desaparecer a los Aztecas de fútbol americano y el despido de 129 empleados en un proceso de “simplificación administrativa”, como relata el libro de Memorias 1940-2015 de la Universidad, implicaron una ruptura entre la rectora y la comunidad, por lo que en 2005 renuncia a su cargo.

Tras esta serie de eventos, en 2005 llega a la Rectoría el Dr. Pedro Ángel Palou García: escritor de variadas novelas, que ya había sido catedrático de la Universidad y que venía de ser el secretario de Cultura del Estado de Puebla.

“Es curioso” recuerda Sergio Zepeda de Alba, quien fuera editor en Jefe de la publicación en 2007. “Yo estaba emocionado de que entrara Palou a la Rectoría de la UDLAP. Pensaba que un humanista, un intelectual, alguien que escribe; seguramente estará preocupado por la libertad de expresión y por la difusión del conocimiento y la información”.

“Con Palou fue muy esquizofrénico”, afirma Claudia Magallanes, “porque llegó con el discurso de apertura, de diálogo, de cercanía, de proximidad. Tenía reuniones semanales”. Después de esta etapa del “romance institucional con Palou”, como la llama Magallanes Blanco, el clima en la Universidad comienza a cambiar. “Ya no contestaba los mensajes, ya ese rollo de que ‘aquí estamos el diálogo’ ya no existía. Había una actitud un poco más policial. Era la bajada de línea de parte de los decanos muy autoritaria: Esto es lo que se hace y lo tienen que hacer, y bajen la información, conténganme a todo mundo, les guste o no les guste”.

Mónica Cruz Rosas, jefa de información de La Catarina en 2007, comenta que con la llegada de Palou García “empiezan a haber muchos cambios estructurales en la academia y muy rápidos. Demasiado precipitados para una Universidad que había trabajado con un mismo sistema por muchos años”.

Una de las primeras acciones de Pedro Ángel Palou al llegar a la UDLAP fue cancelar 150 cursos para el otoño de 2005. Hizo una gran inversión cambiando la rectoría al edificio de Hacienda, y fusionó escuelas: de cinco, pasaron a ser tres. Por ejemplo, la unión de las escuelas de Ciencias Sociales y Humanidades.

De acuerdo al libro Memorias 1940-2015: Universidad de las Américas Puebla, “nunca antes un rector había generado tal antipatía entre académicos, estudiantes y demás colaboradores de la universidad. La matrícula decreció […], la Universidad cayó en estado de ‘on probation’ por parte del SACS, la principal acreditadora de la UDLAP”.

Los puntos de quiebre de la gestión de Pedro Ángel Palou fueron, por un lado, las decisiones impulsivas de su administración; la censura de La Catarina, tema que llegó a la prensa tanto nacional como a medios universitarios de Estados Unidos, y el despido injustificado de trece académicos, el 15 de mayo de 2007. Los cargos, la figura, según declaró el entonces rector en entrevista con Carmen Aristegui fue “pérdida de confianza y por haber intentado una conspiración en contra de los intereses de la Universidad”.

El inicio del declive:

“Los primeros meses de su rectoría, Palou nos buscaba mucho y nos prometió el sol, la luna y las estrellas”, declara Cruz Rosas. Palou parecía entusiasmado con el proyecto y dispuesto a ofrecer un crecimiento académico en los estudiantes que formaban parte de él.

De igual manera, Magallanes Blanco, quien para entonces ya era la jefa de departamento de Ciencias de la Comunicación, describe que en una de sus primeras interacciones con Pedro Ángel, este siempre mostró interés por el proyecto. “Claudia, me encanta La Catarina. Me parece que es un proyecto magnífico, me encanta que sea independiente, me encanta que los chavos lleven el control de las cosas”, recuerda la académica sobre sus primeras conversaciones con el rector sobre el tema.

“Yo vengo de la política, yo estoy acostumbrado a que me peguen” decía el rector. “Te quiero decir (a Claudia Magallanes) que hay libertad absoluta; soy escritor, libertad de expresión total para los chavos. Adelante”.

“Nosotros nos sentíamos en las nubes” afirma Mónica Cruz, quien recuerda cómo Palou les prometió cosas, como enviarlos a Estados Unidos para ver periódicos estudiantiles, diccionarios de la Real Academia Española y manuales de estilo de medios internacionales.

“Nos hacía sentir muy seguros de que íbamos a tener un futuro muy próspero con él al mando, y así fue por mucho tiempo, porque veíamos que nos brindaba esta atención algo inusual. Pero eso cambia en el 2007” aseveró.

“Para esa época ya estábamos bajo mucha presión”, relata Sergio Zepeda, “porque cada semana publicábamos acerca de este clima de temor que se vivía en el interior de la Universidad. Habíamos publicado varias cosas sobre el entonces gobernador Mario Marín, lo que causó bastante revuelo, pero sobre todo [publicamos] sobre la gobernanza dentro de la Universidad”.

La publicación comenzó a molestar a la administración. Claudia Magallanes nos habla sobre las conversaciones que tuvo sobre el tema con la entonces decana de la escuela de Humanidades y Ciencias Sociales, la Dra. María Luisa Vilar Payá:  “En algún momento me dijo, en alguna reunión, ‘¿qué está pasando con La Catarina? Pues es que están golpeando mucho a la Universidad’. Sin embargo, no era que cada número golpearan a Palou, pero si hablaban de que disminuía el número de nuevo ingreso, ya era pegarle a la Universidad, si hablaban de que se fue el agua caliente en dormitorios, ya era pegarle a la Universidad”.

Mónica Cruz puntea que “comenzaron por silenciar las fuentes, hubo un momento de crisis muy fuerte en el que nadie quería hablar con nosotros. Nadie nos levantaba la bocina del teléfono para hablar o nos decían ‘mira, la verdad tengo mucho que decirles, pero no me puedes entrevistar porque no se puede publicar’. La primera técnica para limitarnos fue el decirle a la gente, ‘no hablen con La Catarina, porque les va a ir muy mal’. A partir de ahí, todo se complicó mucho para nosotros”.

No obstante, “el punto álgido y más doloroso para Pedro”, de acuerdo a Magallanes Blanco, fue cuando este invitó al gobernador Mario Marín Torres como su invitado especial a su informe de actividades como rector, “a meses de que hubiera pasado el escándalo de Lydia Cacho”. Mario Marín detuvo injustificadamente a Lydia Cacho, después de que ella lo denunciara por tener nexos con empresarios acusados de pederastia.

De acuerdo con la entonces jefa de departamento de Ciencias de la Comunicación, “ahí sí, La Catarina lo criticó, como diciendo ‘a ver, esta es una universidad privada, no es una universidad de gobierno, y además, Mario Marín viene de haber estado en un escándalo por la situación de secuestro institucional de los derechos humanos de Lydia Cacho y censura ante ella’”.

“Dos productos editoriales molestaron mucho a Palou” recalcó Miguel Trancozo Treviño, exintegrante de La Catarina, y productor del documental Un miércoles sin periódico, sobre la censura del periódico. Uno fue una entrevista a un miembro del consejo académico, Neil Lindley, “y otra fue un cartel donde aparece Palou con Marín jugando cartas con unos cerdos. Marín era el Duarte de esa época y sin embargo Palou lo recibió con bombo y platillo a la Universidad”.

 

 

Fotografía: cartón publicado en La Catarina, en el que se ven al Dr. Pedro Ángel Palou García y al exgobernador Mario Marín jugando póker con cerdos y perros.

“No supiste controlar a La Catarina”

“Me vuelve a llamar Luisa”, cuenta Claudia Magallanes, “me dice ‘¿qué está pasando con La Catarina?’. [Dos semanas después] me manda a llamar a su oficina, me vuelve a decir, ‘¿qué está pasando con La Catarina?’. Finalmente me dice que la mentira y el discurso que decimos de que La Catarina es autónoma e independiente, es una mentira, que es evidente que los estudiantes son manipulados por los profesores del departamento de Comunicación para golpear a la Universidad”.

Después de esto, Magallanes Blanco cuenta cómo, para demostrar esta teoría, la decana utilizó una columna que hacía alusión a varios rumores sobre un profesor del departamento de Relaciones Internacionales. El rumor era que este personaje, Paul Rich, tenía relaciones sexuales con jóvenes estudiantes de la Universidad. Se decía que este personaje los metía en su cajuela, con su consentimiento, y los llevaba a su casa.

“Esa columna específicamente hace alusión a Paul Rich, sin decir específicamente ‘tiene relaciones sexuales’. Pero sí dice que hacía contrabando, y esa era la evidencia, según Luisa, de que los profesores estábamos manipulando a los estudiantes”. Sin embargo, de acuerdo con Claudia Magallanes, “sobre Paul Rich había muchísimos rumores desde que yo era estudiante, y yo entré en el 91, estamos hablando 11, 12 años después”. Agrega que “yo le dije,‘olvídalo, Luisa: esta columna no es una evidencia de que los profesores estamos manipulando a los estudiantes”.

Las palabras textuales de Luisa Vilar, de acuerdo con Magallanes Blanco, fueron: “Claudia, no supiste controlar a La Catarina y por eso te voy a quitar como jefa de departamento. Mañana llega tu reemplazo. Es una persona de fuera, […] y viene a controlar La Catarina”. No era despedirla, simplemente retirarla de la jefatura.

En el documental Un miércoles sin periódico, María Luisa Vilar declaró que “momentos antes de que yo hablara con Claudia, se me había informado que a Claudia se le separaba de la jefatura, que tenía yo que informárselo, que era mejor que fuera yo quien se lo informara y me di cuenta de que la decisión era absolutamente irreversible. […] Esta era una característica del Dr. Palou, tomaba él las decisiones e incluso ni siquiera hacía que se viera que los decanos las tomábamos”.

La condicionante: Claudia Magallanes tenía poco tiempo de haber regresado de Australia, donde hizo su doctorado. Para hacerlo, recibió el apoyo de la Universidad en un programa de superación académica: la Universidad te apoyaba y, por cada año que estuvieras fuera haciendo el posgrado, debías regresar a trabajar un año en la Universidad.

“Antes de irte firmabas pagarés”, son las palabras de Magallanes Blanco. “Yo todavía no había cumplido el término de los años de mi regreso del doctorado, entonces, lo que Luisa me puso sobre la mesa fue ‘tú te vas a encargar de que todo el mundo acepte a tu remplazo, de lo contrario, vamos a ejecutar los pagarés que quedan en tu contra’”.

“¿Cómo pretendes que haga yo eso?”, se preguntaba. “Entonces, la bajada de línea fue ‘tú tienes que decir que, por motivos personales, ya no quieres más la jefatura de departamento, que la dejas, y que aquí está tu reemplazo’, y yo le dije ‘nadie me va a creer’”.

Se convocó una junta con el departamento, los integrantes de la Mesa Directiva de Comunicación y el editor en jefe del periódico estudiantil. En esta junta, Martha Laris se presentó como la nueva jefa de departamento, como “la fan número uno de Jorge Alberto Lozoya” el entonces vicerrector de desarrollo institucional, licenciada que mostró interés en

realizar la maestría en Comunicación Pública de la Universidad, y dijo “vengo a controlar La Catarina. No, no: a colaborar con La Catarina”.

“La estancia de Martha Laris fue una estancia ridícula, y ese ya era el periodo mucho más represivo de la Universidad, con Pedro Ángel, ya estaban los despidos, ya estaba una postura autoritaria mayúscula. Habían quitado, o vuelto a poner jefes de Departamento” rememora quien alguna vez fue la jefa del departamento de Ciencias de la Comunicación.

17 de enero de 2007

“[Martha Laris] evidentemente no sabe nada, no entiende nada, no conoce nada, y su obsesión, porque su única tarea es controlar La Catarina”, según relata Claudia Magallanes, “lo primero que hace es tener una reunión con los chavos de La Catarina…”.

“Recuerdo que recibí un correo de Martha Laris, que me decía que por cuestiones de servicio social [que ofertaba en La Catarina] se va a reestructurar la oficina y no se va a publicar el periódico”. Sergio Zepeda, entonces editor en jefe, reconoce haber discutido “en términos muy fuertes” con la nueva jefa de departamento “sobre que un periódico no puede dejar de salir el día que se publica pase lo que pase, pero ella no me daba razones por lo que hacían esto, solo me decía que no iba a salir el periódico”.

Una hora después de esto, las cosas serían diferentes.

Mónica Cruz, jefa de información, cuenta su punto de vista sobre ese día: “salí de clases como a las 19:30 o 20:00 horas, y regresaba a la oficina de La Catarina a recoger mis cosas e irme. Mi afán era ir un rato y regresarme a mi departamento”.

“Estábamos platicando, en la redacción, cuando llegan un par de auditores, [junto con Martha Laris y elementos de seguridad], a decirnos que, tal cual, ‘por conveniencia de la Universidad tienen que desalojar. Llévense solo sus pertenencias y sálganse’” puntea la entonces jefa de información. “Lo único que nos respondieron fue que ellos ya habían hablado con Sergio, que en ese momento era el editor en jefe, ‘ustedes solo tomen sus cosas y váyanse’. Y dijimos, bueno, pues nuestras pertenencias es todo, así que comenzamos agarrar cajas, documentos y todo nuestro trabajo de tantos años en el periódico”. Acto seguido, los auditores se molestan, pues se referían únicamente a chamarras y mochilas.

Por su parte, Sergio Zepeda relata que “estaba en mi casa, recibo una llamada y voy corriendo a la Universidad. Recuerdo mucho que me decían ‘no entres a la Universidad porque qué tal si te detienen y te llevan a Consejo Disciplinario’. A ese grado estaba el temor. Entonces me quedé afuera del Colegio Bernal, esperando un rato, hasta que me dijeron que pasara y para cuando llegué ya estaban vaciando las oficinas. Fue algo muy duro para nosotros”.

De acuerdo a los reportes publicados por los integrantes del periódico en el sitio “https://sites.google.com/site/tepezcuintle”, después del cierre de la oficina, “cuando colaboradores del semanario intentaron respaldar la información guardada en los equipos de cómputo, el auditor ordenó apagarlos y se comprometió a salvaguardar la integridad de los archivos, prometiendo que los estudiantes podrían acceder a la información en cualquier momento con la autorización de la jefa de departamento de Ciencias de la Comunicación”.

En vista de esto, los colaboradores de la publicación pidieron a los representantes de la Universidad permiso para respaldar información importante, y comenzaron a traspasarlos. La reacción del auditor fue pulsar la tecla “esc” y desconectar por la fuerza el dispositivo USB.

Cortaron la energía del edificio, para presionar a los estudiantes a salir. “Los miembros del staff pidieron al auditor que firmara un documento donde ratificara su compromiso de salvaguardar la integridad de los equipos de cómputo en la oficina. Sin embargo, este último se negó a estampar su firma y afirmó que ninguna autoridad universitaria estaba dispuesta a firmar o a negociar”.

“Después de una hora y cacho, y después de estar discutiendo con estas personas que no tenían nada que ver con ni siquiera el departamento de Comunicación, nos desalojaron y no nos quedó más que irnos a casa de alguien para hablar sobre cuál sería el siguiente paso” sentenció Cruz Rosas. La oficina de La Catarina fue clausurada y cerrada con cadena y candado.

Contingencia

Quien fuese la jefa de información de la publicación declara que la siguiente acción fue “ir a Rectoría a pedir una explicación de lo que estaba pasando. Nos reunimos con el entonces vicerrector [académico] de la Universidad, Luis Foncerrada. Él fue el que lo dejó todo muy transparente, dijo que fue por el periodismo que estábamos haciendo y las cosas que estábamos publicando, fue por lo que la administración tomó la decisión de cerrar el periódico. Ya con sus palabras quedaba bastante claro que por lo que estamos pasando es una censura. Fue cuando decidimos tomar medidas mucho más de acuerdo a eso”.

“Empezamos a publicar a través de un blog –anteriormente mencionado-, a contactar medios nacionales y a decir esto es lo que está pasando en el interior de la UDLAP y preguntarnos por qué una universidad que se encarga de hablarte de los valores humanísticos toma acciones como estas y más con un rector como el que tiene”, cuenta Zepeda de Alba.

A continuación, algunos de los titulares que tocaron el tema:

Periódico: Titulares:
Reforma Cierra UDLAP periódico estudiantil.
La Quinta Columna Desaloja Palou a La Catarina
The Harvard Crimson Students Say Mexican Paper Was Censored
Milenio La UDLA niega censura vs editores de La Catarina.
La Jornada de Oriente Por primera vez en siete años de existencia, La Catarina no circulará hoy en la UDLA.

Durante este periodo, los integrantes del disuelto Consejo Editorial de La Catarina mantuvieron reuniones con el vicerrector Luis Foncerrada, Martha Laris y Luisa Vilar, en las que se discutieron los términos de la reestructuración del periódico, después del desalojo del 17 de enero.

Los mismos integrantes expresaron su preocupación de que con esta “reestructuración” la libertad editorial del semanario se viera coartada, convirtiendo a la publicación en otra con el mismo nombre, pero administrada y revisada por la administración.

Mónica Cruz afirma que “tuvimos un sinfín de juntas con el Consejo Estudiantil, con el abogado general de la UDLAP, con representantes del rector, para ver de qué manera podíamos regresar el periódico, pero claro, todos querían que hubiera limitaciones, que firmáramos una especie de acuerdo para que publicáramos bajo el código de ética de la Universidad”, un documento ambiguo que, entonces, declaraba a cualquier cosa que dañara la imagen de la Universidad era acreedora de sanción.

El 26 de enero de 2007, el Daily Skiff, periódico estudiantil de TCU, publicó la nota Stop the Presses, en la que relató lo acontecido con La Catarina. En este texto, se cita al rector de TCU, Nowell Donovan, declarar que “nos entristece y nos perturba lo que hemos leído en referencia a la UDLAP en los medios nacionales mexicanos. La censura injusta no es parte de la ética de TCU ni debería serlo de ninguna universidad. Por tanto, con el debido cuidado y consideración, estamos examinando toda nuestra relación con la UDLAP”.

“Fue entonces, gracias al ruido que hicieron los periódicos estudiantiles como la Universidad Cristiana de Texas, la Universidad de Estatal de Oklahoma y los periódicos estudiantiles de Harvard y YALE, el rector nos manda a llamar”, cuenta puntualmente Mónica Cruz. “En pocas palabras dijo que nos iban a expulsar por nuestro atrevimiento de difundir una situación que ellos consideraban un asunto interno de la Universidad […], pero que habían recapacitado después de mucha reflexión y que habían decidido devolvernos el periódico y permitirnos volver a publicar. En un acto muy teatral, Palou, rompe esas hojas, que eran las cartas de suspensión y de expulsión de algunos de nosotros y dice, ‘bueno, ya se acabó el problema, ya pueden seguir con sus labores periodísticas’”.

“Claro, nos llenó de orgullo y satisfacción, pero al mismo tiempo nos daba una sensación de sospechosísimo. Regresamos a nuestras labores, pero con esa sensación de que en cualquier momento pudiera suceder algo similar como lo que pasó en enero de 2007”.

La “reestructuración”

“Después de un mes nos hablan y nos dicen, bueno La Catarina puede regresar. Ese mes en mi cabeza fue como seis meses” relata el antiguo editor en jefe. “Finalmente, con el cuento este de la restructuración, cambian las oficinas, nos regresan La Catarina, pero que el profesor asesor ya no podía ser Antoni Castells, que teníamos que buscar otro asesor. [Nos sugirieron a] un profesor de literatura que me había dado clases, nos dijeron que iba a funcionar como asesor. Grave error”, sentenció.

Este nuevo profesor sería José Prats Sariol, un escritor cubano, amigo del rector Pedro Ángel Palou, con quien la publicación siguió publicando con una normalidad artificial.

Sergio Zepeda describe que los meses posteriores a esto, trabajaron “bajo mucho presión, ya que batallábamos mucho para conseguir entrevistas, porque nos decían ‘bueno, sabes cómo está la situación. yo creo que no puedo darte la entrevista; qué tal si pierdo mi trabajo’”.

Al semestre siguiente, en otoño de 2007, pasados los despidos del 15 de mayo, de los posteriores despidos de Jorge Calles, Claudia Magallanes y Antoni Castells, Mónica Cruz había sido elegida por el Consejo Editorial para ser la nueva editora en jefe.

Sin embargo, nunca pudo cumplir estas funciones. Esto debido a que José Prats comenzó a armar un nuevo equipo editorial, por debajo de la mesa. Mónica Cruz cuenta que comienza a darse “cuenta que mucha gente comenzó a decir que eran parte de La Catarina, o que tenía el puesto de editor, cuando ya me habían dado a mí el cargo de editor en jefe. Fue porque, nuestro asesor en ese momento, nos dice que ahora La Catarina está controlada por el CEUDLAP y ellos van a escoger al equipo de editores”.

“Nunca quisimos que La Catarina fuera una asociación estudiantil, porque eso te obligaba a ser institucional”, afirmó el cofundador del semanario, Carlos Martínez, cuando se le cuestionó por esta reestructuración.

Sergio Zepeda aseveró que, después de esto, “salió otra Catarinita, [diferente] a la que era, sin nunca reconocer que: A, el consejo editorial no era el mismo, y B, el tipo de información ya no era la misma, no se publicaban notas informativas, se publicaban relatos o artículos de opinión”.

“Se le quita este grado de profesionalismo, se le quita este perfil pedagógico que tenía. La otra cosa que se pierde al pasarlo a CEUDLAP, es la libertad de expresión que gozaba perteneciendo al departamento de Comunicación. Se puede tener un periódico sin libertad de expresión, México nos lo ha demostrado, pero, ¿de qué te sirve?” agregó Miguel Trancozo.

A continuación se muestran algunos de los cambios dentro del consejo editorial de La Catarina:

Puesto Miembros antes del 5 de septiembre de 2007 Miembros después del 5 de septiembre de 2007
Editor: Sergio Zepeda Jonathan Ramos
Profesor Asesor: José Prats José Prats
Información: Mónica Cruz Miguel A. Andrade
Opinión: Javier Vega Carlos Guerrero
Deportes: Victoria Rodríguez Víctor González-Ortega Alanís, Migdalia Sarahí Ortiz Solís
Diseño: Shanik David Ariadna Fergadis Herrejón

 

La decisión de cambiar la coordinación de La Catarina del departamento de Ciencias de la Comunicación al Consejo Estudiantil, de acuerdo a medios oficiales fue tomada en aras de propiciar la pluralidad del proyecto, y que no fuera parte de una sola licenciatura.

Sin embargo, La Catarina ya tenía gente de distintas licenciaturas. Ejemplo de esto es Sergio Zepeda, quien es egresado de la licenciatura en Literatura de la Universidad. Existía un equipo de diseño, e incluso un equipo de ventas que se encargaba de manejar la publicidad en la publicación.

“Ya sin recursos para luchar, muchos de los maestros que nos apoyaron ya no estaban o habían sido despedidos y muchos de nosotros ya estamos a punto de graduarnos, decido dejar las llaves en manos de otras personas. Porque me mandan hablar de la administración y la decana me dijo que si no dejaba de publicar no me iban a suspender a mí, pero sí a otros compañeros y que incluso les iban a quitar becas deportivas. El periódico fue tomado por la administración a través del CEUDLAP y así fue por muchos años”, sentenció Mónica Cruz Rosas.

La Catarina contactó a María Luisa Vilar, aún profesora en la Universidad, para contar con su versión de los hechos. La doctora se limitó a decir que “fue un tiempo doloroso que espero nunca se repita”. También se intentó contactar a Pedro Ángel Palou, a través de su página de Facebook. El escritor hizo caso omiso al mensaje.

Se logró contactar con Jonathan Ramos, el editor en jefe pasada la reestructuración del periódico, pero al cierre de esta edición no se pudo concretar una entrevista.

La conclusión del cuento

Después del desalojo y lo acontecido, diversos exintegrantes del semanario –entre ellos Carlos Martínez– imprimieron un número único titulado “La exCatarina”, en el que expresaban su inconformidad con lo sucedido al periódico.

En este número se incluyen declaraciones de diferentes intelectuales, entre ellos, Elena Poniatowska, quien declaró que: “Me parece inenarrable que un rector de una universidad no sepa lo que es un joven, o se le haya olvidado que él fue joven. Creo que en general los jóvenes de la UDLAP estaban contentos con que nombrara a un joven, un escritor, un intelectual como Pedro Ángel Palou y ha sido una enorme decepción que se porta como cualquier dictador latinoamericano”.

Se consiguió gente, dentro de la Universidad, que repartiera este número único dentro del Campus. Personas de seguridad retiraron las ediciones que encontraron.  

En noviembre de 2007, Pedro Ángel Palou García renunció a la Rectoría de la Universidad de las Américas, bajo el argumento de una supuesta invitación a ser investigador en la Sorbona, en Francia.  

En el marco de las celebraciones del 75 aniversario de la Universidad, en la revista Visión, editada la Comunidad de egresados de la UDLAP, en su edición 2015, hubo un apartado donde hablaba de la historia del semanario, que cumplía 15 años. En esta pieza de la revista, se dice que “en el año 2007, La Catarina se enfrentó a la decisión de cerrar sus puertas, en parte por la baja participación, supervisión y guía de la academia. Sin embargo, el Consejo Editorial de La Catarina no se quedó con los brazos cruzados y a inicios del año 2008 realizó las adecuaciones necesarias para garantizar, en primera instancia, que el periódico continuara con sus puertas abiertas, y por otro lado que su quehacer no contraviniera sus más profundos valores”.

En su libro Memorias… la UDLAP dice que  “unánimemente, la opinión pública local interpretó el cierre de La Catarina como un acto de censura […], y la presión de los medios orilló al doctor Palou, después de 15 días, a reinstalar al equipo de esta publicación, que se guiaría trabajando bajo estrecha vigilancia”. Actualmente, La Catarina publica diariamente en su sitio web, y una vez al mes por medio impreso.

 

Eric H. Cetina Karsten

eric.cetinakn@udlap.mx

Diana Sofía Cortez Woo

diana.cortezwo@udlap.mx

 

Fotografía: Felipe Germán Escobedo Espinosa

 

Last modified: 11 octubre, 2017