Ante el mundo

Written by | Opinión

La política exterior de un país es el instrumento por el cual el Estado trata de moldear un ambiente, su entorno. Esta política trata de preservar situaciones que le son favorables y cambiar aquellas que no lo son. También puede verse como una política pública sui generis que se desarrolla fuera del territorio que se controla.

Esta política está definida y determinada por el interés nacional, término que suena abstracto y que no dice mucho, al igual que el término “Estado”, no podemos invitarle un café al señor Estado. ¿Qué determina el interés nacional que guía la política exterior de un país?

Llevándolo a términos de Maquiavelo, la política exterior y el interés nacional son materia del príncipe, es decir, del Presidente de la República; sin embargo, nuestro país tiene principios que deben determinar nuestra actitud ante el mundo. El artículo 89, fracción X, enlista los 7 principios que deben regir las decisiones del presidente:
“La autodeterminación de los pueblos; la no intervención; la solución pacífica de controversias internacionales; la proscripción de la amenaza o del uso de la fuerza de las relaciones internacionales; la igualdad jurídica de los Estados; la cooperación internacional para el desarrollo; el respeto, la protección y promoción de los derechos humanos y la lucha por la paz y la seguridad internacional”.

Nuestra principios son admirables; sin embargo, llegan a ser contradictorios y es aquí donde entra el papel del ejecutivo en turno, el cual debe ponderar cuál de estos principios será su bandera ante el mundo.

Si un gobierno es acusado de violaciones a los derechos humanos, ¿qué debe hacer México? ¿Guardar silencio por los principios de la no intervención y la autodeterminación de los pueblos? ¿o debe denunciarlo en congruencia con el último principio constitucional: el respeto a los derechos humanos?

Vivimos un momento extraño de cooperación entre el gobierno que se va y el que entra en materia de política exterior y una muestra de ello es el acuerdo que se presentó hace unos días ante el Senado. El equipo negociador de Peña aceptó la presencia de un representante de López Obrador para garantizar la aceptación del nuevo tratado entre Canadá, EE. UU. y México.

América Latina, nuestra región de influencia por excelencia, vive momentos caóticos y complicados, desde la crisis y el éxodo en Venezuela hasta la llegada de un fascista a la presidencia de Brasil; desde la crisis económica en Argentina hasta la represión de ciudadanos en Nicaragua.

Ante este contexto México no puede mantenerse neutral. La futura administración debe entender que abrazar la protección de los derechos humanos no vulnera los primeros dos principios de nuestra política exterior. México ha sido un actor fundamental en el mundo internacional, por lo que es tiempo de ver hacia América Latina y volvernos responsables.

 

Alexis Murillo Corona

alexis.murilloca@udlap.mx

@Mc1998Alex

Last modified: 17 octubre, 2018