El partido dominante y la oposición ilegítima

Written by | Opinión

Se ha proclamado en medios y en tribunas que estamos ante un nuevo PRI, ante un nuevo partido hegemónico. Sin embargo, debemos ser precisos con las palabras. Sartori (el politólogo italiano que calificó al PRI como partido hegemónico) nos diría que Morena no es un partido hegemónico, sino un partido dominante. Bajo nuestro sistema de competencia electoral ganó el poder que hoy tiene. Morena puede convertirse en un partido hegemónico el día que cambie las reglas del juego electoral y elimine la capacidad de competir de los otros partidos. En ese momento hablaremos de un nuevo PRI.

Los partidos de oposición, en cualquier democracia, tienen una característica casi ineludible: haber perdido la elección. La derrota electoral viene en la descripción del trabajo. Los opositores representan a la minoría derrotada. El PAN y el PRI son la minoría que jamás imaginaron ser, no han entendido aún su papel y, sobre todo, no han comprendido dónde está la verdadera batalla. La oposición es prácticamente inexiste en nuestro país y de esto no podemos culpar a López Obrador, aunque nos gusta decir que todo lo que pasa en este país es culpa del presidente en turno. La inane oposición es responsable de su propia tragedia.

López Obrador y su partido pasaron una aplanadora sobre sus opositores: ganaron la mayoría en ambas cámaras del congreso, se apoderaron de cinco gubernaturas y obtuvieron 19 congresos locales. El respaldo de la población solo ha aumentado y creo que la luna de miel durará bastante. Un presidente tan popular no se había visto en mucho tiempo. López Obrador es un hombre carismático y tiene un respaldo por el que cualquier otro presidente de la historia contemporánea de México mataría.

Lo que pasó en las pasadas elecciones no solo se debe a López Obrador y su campaña, el triunfo tan abrumador tuvo un prefacio, quienes pavimentaron el camino a la presidencia de López Obrador tienen nombre y apellido. Los gobiernos del PAN y del PRI son responsables del gran triunfo de Morena y de su gran derrota electoral, ellos le fallaron a la ciudadanía, le fallaron a sus electores, perdieron toda legitimidad entre ellos y la sociedad mexicano vio en López Obrador una salida que decidieron tomar.

Hoy vemos un presidente que todas las mañanas determina la agenda ante unos medios que no saben cómo responder, un hombre que al parecer habla otro idioma porque sale a decirnos que lo malinterpretamos todos los días, que escribe memorandums invitando a la burocracia del país a no obedecer a la constitución y eliminar de facto la reforma educativa de Peña Nieto, un hombre que anuncia a un general brigadier en proceso de retiro como líder de la Guardia Nacional aunque se acordó y se plasmó en la ley que el líder sería un civil. Vemos un presidente que hace lo que quiere sin nadie que lo pueda detener.

Estamos ante un partido dominante y una oposición ilegítima que no sabe responder a López Obrador. Los perdedores de la elección creen que la batalla está en el congreso y se equivocan, la batalla está en la calle, deben recuperar la legitimidad que alguna vez tuvieron. Parecen olvidar la labor esencial de cualquier partido político: la representación. Si quieren ser una opción real al gobierno, deben salir de las salas de juntas y de las tribunas, salir de los cocteles y los foros privados, deben tomar las calles y recuperar lo que alguna vez tuvieron: la confianza de los mexicanos.

 

Alexis Murillo Corona

alexis.murilloca@udlap.mx

@AlexisMurilloC

 

Last modified: 29 octubre, 2019