Las manos mexicanas

Written by | Flechas Rayadas, Opinión

En México somos chingones. Nuestra tierra desde lo más profundo retumbó para darnos otro golpe de grandeza, y le hemos respondido con creces. Que no se diga que la mano mexicana se cruzó de brazos. Que se diga ante el mundo que México se le puso enfrente a dos sismos sin precedentes.

El camino ha estado lleno de retos desde el primer instante que tembló. Sin embargo, el miedo, el desconcierto y la adversidad se convirtieron en los perfectos motivantes para que un país entero se unificara al son del amor y la esperanza.

No puedo estar más orgulloso de nosotros como sociedad. Muchas veces no hacemos bien las cosas, pero por esta vez, cumplimos y cumplimos bien. A pesar de que todavía no podemos dar por terminada la tarea, porque falta mucha ayuda, vamos por el camino correcto. No lo perdamos.

Lo sé, no faltarán los típicos que nada les gusta: “ya es mucha ayuda”, “lo hacen para alardear en redes sociales”, “ahorita porque tembló, pero después les vale”, “es pura vanidad”, “después volveremos a nuestra egoísta realidad”, “ya dejen de publicar puras cosas del temblor”, “no ayudaron lo suficiente”, “mejor pónganse a hacer otra cosa”, etc. Y posiblemente digan algunas verdades que duelan, pero hoy no estamos para esas verdades. Sigan hablando mientras otros se están moviendo. Dejemos de tirarnos mierda un momento y veamos lo hermoso que es la unidad y el amor ante la adversidad. Salgamos adelante juntos.

¿Una generación “apática” y que vive en vanidad? Hoy los millenials mexicanos nos hemos burlado de tremendo estereotipo. Los jóvenes, de los cuales se escuchaba pura queja, hoy se han movilizado y están callando bocas. ¿De dónde salió tanto joven? Bueno, esa pregunta se la respondimos a un sismo que clamaba porque apareciéramos. Aquí estamos y seguiremos estando. Fernando Belaunzarán tuiteaba: “Los jóvenes han tomado la CDMX. Espero que ya no la suelten”.

Hoy, nos hemos comido a los corruptos, nos hemos comido a los delincuentes, nos hemos comido a los asesinos, nos hemos comido a los criminales, nos hemos comido a los “cangrejos”, nos hemos comido a todo aquel que no ha movido un dedo por este país. Que siga siendo así.

Tuve la grandísima oportunidad de observar a muchos, a miles, moverse. Hermosa experiencia colectiva, llena de unión y solidaridad. Un honor formar parte de tremenda movilización. Nos podrá faltar conocimiento, herramientas y recursos para realizar dicha labor, pero las ganas de ayudar nunca.

Muchas gracias a ti, el que levantó escombros. A ti, la que repartió caminando víveres en las comunidades, casa por casa. A ti, el que se quedó sentado con un damnificado para escucharlo y darle paz, aunque sea por un breve lapso de tiempo. A ti, la que no le importó no comer un día entero por andar ayudando. A ti, el que puso su coche a pesar de que sabía que este iba a terminar dañado por las condiciones del trayecto. A ti, la que armó una base de datos actualizada con los lugares que necesitan ayuda. A ti, el que no dejó de avisarnos en redes dónde necesitaban ayuda. A ti, la que donó sangre. A ti, el que jugó con los niños para distraerlos de la desgracia. A ti, la que se lastimó y continuó a pesar del dolor. A ti, estudiante de medicina que atendiste a los damnificados. A ti, estudiante de ingeniería o arquitectura que revisó casa por casa. A ti, el que armó en su casa o escuela un centro de acopio improvisado. Muchas gracias a ti, mexicana y mexicano, que ama a su gente y a su país.

La generación del 85 estaría orgullosa de nosotros. Que se grite y se recuerde, que la generación y los héroes del 2017 estuvieron presentes ante la adversidad; que le hicieron frente y que, a pesar de las desgracias y las malas noticias constantes, no dejamos, ni dejaremos, de levantar la mirada. Y que el próximo sismo lo sepa: México siempre se levanta.

Ray Ricardez

raymundo.ricardezga@udlap.mx
@RayRicardez

Last modified: 24 septiembre, 2017