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Las intervenciones urbanas y acciones performativas que se han desarrollado desde diversos movimientos sociales –como la contracultura hasta el performance–, nos han hecho reflexionar sobre las formas de hacer política y cómo contribuir a la recuperación de los espacios públicos y nuestra formación como sociedad civil.
El término “teatralidad”, según Ileana Diéguez, se refiere a las experiencias que incluyen dispositivos testimoniales y/o documentales. Dicho de otra manera podríamos entenderlo como lo privado se vuelve político, sobre todo en el caso de América Latina.
El involucramiento de testimonios nos ayuda a mirar hacia lo otro, comprender que la lógica mediática reproduce imágenes de un colectivo sin decirnos en realidad lo que han sufrido o vivido esas personas detrás de la cámara. El documental y los performances políticos nos han permitido ver otra cara de la realidad con el único propósito de generar empatía hacia lo otro.
Para mí la teatralidad es una expresión que nos permite darnos cuenta de lo privado convirtiéndose en político. Algo que nos ha demostrado muy bien la historia y que no necesariamente tenemos que estar en una posición de poder para generar el cambio. Vemos el caso de las abuelas de Plaza de Mayo o el performance ciudadano de resistencia civil en la Ciudad de México con el caso de los 43 normalistas.
Como sociedad, todo esto nos ha servido para recuperar el sentido de comunidad o, al menos, mirar a través de la realidad de alguien más, que muchos de los sucesos que ocurren a nuestro alrededor solo cobran importancia al hacerlo impersonal, porque es ahí cuando nos parece fácil normalizar actos de violencia e indignación social. Aquí el individuo cobra sentido. Muchas personas que pasan desapercibidas son las que más historias tienen para contarnos y hacernos ver que lo esencial no es invisible a los ojos.
Ana Sofía Arango Marcos
Ana Sofía Arango Cronopios y famas Otredad Sensibilidad Teatralidad
Last modified: 4 abril, 2018
