México tiene música, cine, arte, cultura, historia; pero sobre todo parece tener una memoria selectiva. Tendemos a recordar aquellos eventos que nos lastiman como comunidad sobre todo cuando se acercan las fechas de sus aniversarios.
En un lapso de dos semanas recordamos a los sismos del 19, aquellos a quienes mataron en su lucha en el 68 y a los 43 estudiantes desaparecidos. También a Mara, que hace un año nos llevó a las calles por un problema que cada día viven miles de mujeres en el país.
¿Pero qué pasa el resto del año? A menos que uno de estos eventos nos haya afectado personalmente, suele ser una pequeña preocupación en la parte de atrás de la cabeza. Después de todo, debemos seguir adelante con nuestras vidas. No sirve de nada quedarse atorado en el pasado. Pero tampoco debemos olvidar.
El hecho de olvidar nos abre a cometer los mismos errores. Después de todo, el sismo se repitió. Más estudiantes murieron. Las mujeres y jóvenes siguen expuestas a abusos y desapariciones.
Quizá es una forma de hacernos recordar nuestra historia, de sacar del cementerio del olvido aquellos eventos que en su momento nos marcaron. Después de todo, no podemos aprender de nuestros errores si los olvidamos.
De nada nos sirve esa memoria selectiva. Aquella que nos toca el hombro y entre septiembre y octubre nos recuerda que sí, sí desaparecieron los 43, sí hubo una masacre en Tlatelolco, sí hay personas que se quedaron sin casa o perdieron seres queridos en los sismos. Sí seguimos temiendo por salir de noche por las calles.
Mientras no aprendamos no nos podemos dar el lujo de olvidar y mientras olvidemos jamás podremos aprender. Alguna vez Mark Twain escribió “La historia no se repite,pero rima” y ahora más que nunca, esto pareciera ser verdad. Hagamos que deje de rimar.
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Editorial memoria selectiva México
Last modified: 28 septiembre, 2018