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¿Qué pasaría si nosotros como ciudadanos rindiéramos un informe desde nuestra trinchera? Un informe al presidente, a sus reformas; a toda la bola de secretarios, diputados y senadores que miran bajo un particular caleidoscopio la situación actual de México. Les resulta favorable e, incluso, se enorgullecen. Situación que a su vez, parece presentarse muy lejos de lo que los mexicanos vemos y vivimos día con día.
Van cuatro pilares negativos del mandato peñanietista que se dan de quites con el informe oficial, cargado de numeritis y cosas de superhéroes:
1. Escandaloso desempleo: con una tasa record de 5.5 por ciento en el mes de julio -la mayor en ocho años-.
2. Precario crecimiento: que de un seis por ciento «a la expectativa» pasó a sólo un punto porcentual en la realidad.
3. Bajo poder adquisitivo: con un millón de nuevos mexicanos que entran en el rubro del salario mínimo y con casi dos millones menos de los que en 2012 ganaban más de cinco salarios mínimos.
4. Altos índices de violencia: en 20 meses, el número de muertos llegó a más de 57 mil -14 mil más que en el mismo periodo de Felipe Calderón-.
Si Enrique Peña Nieto está salvando México, yo no sé en qué país vivo. Ni sus -hasta ahora- casi nueve mil millones de pesos invertidos en catapultar su imagen han servido para «brincarla» -Consulta Mitofsky precisó para Radio Fórmula el 1 de septiembre que la aceptación del presidente era de un antipático 47 por ciento, es decir, que está reprobadlsimo-.
Los spots que para este segundo informe fueron publicados pecaron de melodramáticos, Peña dice: «México ya está en movimiento», y de cierta manera concuerdo: se mueven los migrantes camino a Gringolandia porque siguen sin encontrar oportunidades en este pedazo de tierra que, según el copetudo «(…) no es el México de antes». Sí, se mueve porque se tambalea.
Nunca antes los índices de aprobación en la política habían estado tan por los suelos: alcaldes, gobernadores, diputados y senadores manejan números entre 30 y 40 por ciento, Peña es aquél que llega a casa reprobado y se justifica con la típica frase de: «Pero si a los demás les fue peor», Sólo depende de los padres si pasan por alto la mediocridad o toman medidas drásticas…
WILLY BUDIB
guillermo.budibhe@udlap.mx
Last modified: 27 septiembre, 2014
