Lo inimaginable

Written by | Editorial

Vivimos en un mundo inesperado, lleno de sorpresas y giros imposibles de prever. Para nosotros, no es nada nuevo. Somos parte de una generación acostumbrada al cambio. Desde pequeños, vivimos en un constante ir y venir de nuevos inventos y avances tecnológicos, nuevos descubrimientos. Cada año hay telecomunicaciones más veloces, teléfonos más pequeños, edificios más grandes. Lejos quedaron los tiempos del “descubrimiento del siglo”, tenemos suerte si podemos llamar algo el “descubrimiento del año”.

Habiendo crecido con este ritmo, parecería que nada puede seguirnos sorprendiendo, y sin embargo el mundo se las arregla para lanzarnos curvas de vez en cuando. Cada vez, más seguido.

No todas las sorpresas son agradables. A veces, se trata del candidato menos esperado ganando una elección —nacional, o extranjera, hemos visto de todo—. En otras ocasiones, es la cantidad de dolor que podemos provocarnos unos a otros la que nos atrapa desprevenidos, nos quita el aliento de puro horror. Hay días en los que basta mirar la portada de un periódico para preguntarse si realmente esta es nuestra realidad y no el último episodio de una serie retorcida a la House of Cards o Black Mirror.

Sin embargo, y esto es lo importante, no todas las sorpresas son malas. Al contrario, en este momento de tanta necesidad y miedo, la vida nos regala una y otra vez nuevos destellos de esperanza para seguir adelante. Hace poco más de una semana, los científicos declaraban la existencia de un nuevo continente principalmente subacuático independiente a Oceanía: Zelandia. Hace unos días, también, se descubrió el sistema solar Trappist-1, que contiene siete planetas del tamaño de la tierra, tres de ellos en zonas habitables donde posiblemente podría existir vida.

Casi todas las sorpresas, sin embargo, pueden ser buenas o malas dependiendo de nuestro punto de vista. Si no, pregúntenle a La La Land. Donde hay un giro inesperado en nuestro camino, existe la posibilidad de dolor o alegría, de decepción o éxito. Es aquella interrogante la que hace nuestro futuro más rico que nunca, lleno de potencial y esperanza para ver y vivir cosas que otros seres humanos jamás hubiesen soñado. La verdadera pregunta es: ¿qué cambios comenzaremos a crear nosotros mismos?

Last modified: 28 febrero, 2017