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Vivimos tiempos extraños. Tal vez siempre ha sido así. Me queda claro que estamos viviendo cambios, no sé si sean para bien o para mal, pero sé que existen. La mayoría de ellos más en cuanto a forma que a fondo. Sin embargo, el símbolo es más poderoso de lo que nos gustaría aceptar.
Hay dos grandes versiones que explican nuestra realidad: la primera afirma que todo lo construido está siendo atacado y vulnerado por un gobierno autoritario, ambicioso de poder, que no respeta las instituciones establecidas, que amedrenta a los medios y ataca a las colectivos de la sociedad civil. La segunda asegura que vivimos tiempos mejores, donde la opulencia y el despilfarro de dinero se han acabado. Que vivimos con un nuevo gobierno que no llega a robar para enriquecerse, sino a darle voz a quienes jamás la han tenido. Que vivimos la cuarta transformación de la nación.
Ambas versiones parecen incompatibles a primera vista. La una representa a un gobierno autoritario que se plantea destruir la democracia, mientras que la otra representa una purificación del servicio público. Sin embargo, estas se utilizan para describir nuestro país en estos momentos. Parece que los mexicanos vivimos en dos países diferentes o que una parte del país cierra los ojos y no quiere ver la verdad. Con el gobierno PRIista parecía que los únicos ciegos eran los miembros del gobierno y que todos lo mexicanos fuera de él podíamos ver con claridad la mediocridad.
Ahora siento que no vemos claro: cosas que se hubieran criticado con Peña son evitadas cuando el gobierno de López Obrador las hace, o se usan adjetivos con una ligereza para criticar a López Obrador que nunca se esgrimaron contra Peña –aunque se los ganó a pulso.
Nuestra realidad actual es una de verdades alternativas, dicotómicas, contradictorias y maniqueas. No vivimos ante el nuevo amanecer de México. Tampoco vivimos la muerte de la democracia. Claramente no son tiempos brillantes e iluminados, pero tampoco es el inicio de una época de oscuridad. Estamos ante una nueva realidad de grises y claroscuros.
Sin importar qué versión de la realidad creas, tenemos un punto de acuerdo entre todos: vivimos en un cambio. No queda claro de qué magnitud será, ni tampoco el impacto que generará, pues aún es demasiado pronto para saber si el gatopardismo triunfará o la cuarta transformación resultará victoriosa.
Alexis Murillo Corona
@AlexisMurilloC
alexis.murilloca@udlap.mx
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Last modified: 11 marzo, 2019
