Paradoja estudiantil

Written by | Opinión

Se acerca la más odiada época del año. Cuando veo el calendario, solo me estremezco en mi silla. ¿Saben a qué época me refiero? Si dijeron temporada de entregas, entonces están en lo correcto. Sí, todos estamos buscando alguien quien nos pase la tarea o alguien que nos explique qué rayos espera el profesor de nosotros. Además de esto, tenemos Semana Santa en medio y eso solo complica las cosas. No dormimos, leemos rúbrica por rúbrica y terminamos llevando nuestras almohadas a la biblioteca. Así que cuando llegan las esperadas vacaciones tiramos los papeles y no agarramos una pluma hasta agosto.

Ya he hablado del burnout, así que no los quiero agobiar con esto nuevamente. Ahora quiero abordar otro tema: el aprendizaje voluntario. Vivimos en una cultura de odio hacia el aprendizaje. Nos viven saturando de tanto trabajo y trabajo que terminamos teniendo nauseas con tan solo ver un libro. Esto causa una ignorancia universitaria colectiva. Perdemos el placer por aprender. No queremos leer libros sobre nuestra carrera durante verano, ya que pues… es verano.

Siempre nos dicen que estudiemos lo que nos gusta y no pasaremos trabajo en la carrera. Pues a mí me encanta el pastel de chocolate, pero si me obligaran a comer las mismas horas que le dedico a la tarea, terminaría con un coma diabético.

Estamos en un estado de estudio-descanso intermitente. Tenemos cuatro meses de trabajo intenso y tres de relativo descanso. ¿Por qué no variar un poco? Existen universidades que fomentan no tener clases los viernes. Otro día más para poder espaciar la tarea y trabajos de manera organizada y beneficiosa para docentes y estudiantes. No crean que soy una floja. De hecho, soy lo contrario. Siempre busco qué hacer para subir mi currículum académico, pero también estudio psicología. Nos dicen una y otra vez que el humano no puede aprender sin dormir bien, pero nos dejan trabajos imposibles de terminar sin sacrificar horas de sueño.

En qué bella paradoja vivimos. Nos dicen que disfrutemos la universidad, que son los mejores años de nuestra vida. A la vez nos asignan 36 horas de tarea diaria y solo disponemos 24. Quieren que agarremos el hábito de investigación voluntaria, pero nos fríen el cerebro durante cuatro meses. Cualquier camino que tomemos está mal. Mejor pavimentemos uno nuevo, uno donde el estudiante llegue con suficiente gasolina para poder ser curioso.

 

Anna Gabriella Cavagliano Martínez

anna.cavaglianomz@udlap.mx

@AnnaGabriellaCM

Last modified: 29 octubre, 2019